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Chivo expiatorio de Alcalde pone su cabeza en la guillotina creyendo que así defiende a su Jefe


Aunque perversa, la estrategia de elegir un chivo expiatorio fue eficaz porque desvirtúa la razón real del conflicto, dándole el matiz de un enfrentamiento entre colegas y hermanos, pero deja las secuelas de una delicada crisis familiar y la amargura de un hombre, esposo y padre de familia, que ahora camina arrastrando su vergüenza y un pesado fardo de culpas, endonado por su amo que lo eligió como chivo expiatorio.

Por Arturo Taveras
reyarturot@gmail.com


NUEVA YORK.- Los tropiezos administrativos en la alcaldía del municipio de Tamboril, en la provincia de Santiago, República Dominicana, cometidos por el ejecutivo municipal, con la cuestionada adquisición de una jeepeta , el pago de cuentas personales, la violación a la ley 41-08, al negársele al pago de prestaciones laborales y pensiones empleados, entre otros desmanes, hace pensar que en el municipio de Tomás Hernández la impunidad castiga a quien levanta la voz y la bandera de la corrección, en favor del pueblo, sacrificando como chivo expiatorio a un cercano colaborador, elegido como cabeza de turco para que sea su reputación la que corra por el suelo y no la de su jefe.

Ante la turbulenta avalancha de denuncias y comentarios en contra de las decisiones y actuaciones personales del novel pero sabio alcalde surgieron las noticias, a partir de las cuales los comunicadores del municipio emitieron sus opiniones, en diarios digitales y programas de television, las cuales fueron motivo de ataques feroces contra ellos, planificados desde el cabildo por el equipo de alabarderos del ejecutivo municipal.


A partir de entonces se produjo la guerra mediática, la que desató una enojosa controversia que trajo consigo graves denuncias de amenazas de muerte, feroces ataques, verbales y escritos, contra comunicadores, la posterior elección de un chivo expiatorio y, como desenlace final, la enemistad de dos comunicadores, casi hermanos, y un inusitado conflicto familiar que esta haciendo sufrir a mas de una persona y ha llenado de preocupación a todo un pueblo que clama por la paz y la tranquilidad municipal.

Ese es el resultado del uso del poder. Había que proteger la figura del alcalde ante la ira de un pueblo que se volcaba en su contra por la grave denuncia de amenaza de muerte hecha por un reputado comunicador social, había que elegir a una persona sobre la cual recayera toda la culpa. En ese caso el mejor chivo expiatorio resultó ser el encargado de velar por la imagen de la máxima figura del municipio, por su familiaridad con la parte encontrada, por la debilidad de su figura y porque los favores recibidos los hacen indefenso y cumplidor obligado de las decisiones de su amo.

No había mejor manera de terminar de un golpe con el peligroso alud de comentarios y acusaciones que caían sobre el alcalde y amenazaban con sepultar su figura en el fango de un pasado movedizo, cubierto en el presente por las hojarascas del clientelismo político.

Chivo expiatorio

El origen la expresión Chivo Expiatorio proviene ritual del bíblico pueblo de Israel, citado en el Antiguo Testamento, concretamente del Levítico, tercer libro del Pentateuco de Moisés que se ocupa de los sacrificios, ceremonias y oficios de los levitas. Entre los antiguos judíos era práctica ritual que en la fiesta anual de la Expiación, se condujese un chivo ante el Sumo Sacerdote. Éste extendía las manos sobre la cabeza del macho cabrío -el Azazel-, imputándole todos los pecados e iniquidades del pueblo israelita. Tras esta ceremonia, el animal era expulsado del territorio hacia el desierto, en el valle de Tofet, donde la gente le perseguía entre gritos, insultos y pedradas. Por analogía, entre nosotros se denomina chivo expiatorio a aquél sobre quien se hace recaer toda la culpa de una falta colectiva.

En la actualidad se utiliza la expresión para denominar a aquél que ha pagado las culpas de la gran mayoría, librando a estos de represalias, o al que se le atribuye este papel por razones ulteriores en el discurso político o social.

La expresión “Chivo expiatorio” es utilizada para llamar así a alguien que se culpará o se ha culpado de algo que no ha hecho, mismo que salvará a otro de ir a prisión o ser castigado de algún acto.

Cabeza de turco

Se denomina cabeza de turco a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo de lo que no son, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador. De manera más específica, se emplea este apelativo para calificar a aquellos sobre quienes se aplica injustamente una acusación o condena para impedir que los auténticos responsables sean juzgados.

Desde una perspectiva histórica, en el período de las Cruzadas, los cruzados libraron cruentas batallas contra los turcos. La animadversión que se profesaban ambos bandos era tan grande, que para un cristiano cercenarle la cabeza a un turco era un logro encomiable. Cuando lo lograban, los cruzados colgaban la cabeza en un mástil de barco o la ensartaban en una lanza y los soldados le acusaban de todos los males habidos y por haber. Por este motivo, se dice que alguien es cabeza de turco, cuando es objeto de todo el daño y las acusaciones de las que son culpables otros.

Aunque perversa, la estrategia de elegir un chivo expiatorio fue eficaz porque desvirtúa la razón real del conflicto, dándole el matiz de un enfrentamiento entre colegas y hermanos, pero deja las secuelas de una delicada crisis familiar y la amargura de un hombre, esposo y padre de familia, que ahora camina arrastrando su vergüenza y un pesado fardo de culpas, endonado por su jefe que lo eligió como su chivo expiatorio.

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