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Hipólito es un irresponsable, claro que sí, pero: ¿y qué hay de Leonel?

Ricardo Vásquez "El Papichulo de la televisión tamborileña."

Un buen peledeísta y mejor amigo, de esos que arenga el nombre de Juan Bosch hinchado de  una emoción que casi le hace restallar vidrios en el pecho, un caballero en el sentido estricto de la palabra, fino en el arte de los guisos de culebras y sapos y ciudadano de ejemplar conducta, ese es Ricardo Vásquez, a quien su largo y numeroso club de chicas prefiere llamar mejor el "Papichulo de la Televisión tamborileña." Ese buen hombre, peledeísta ciertamente atípico, que gusta de los sanos y cultos debates y que no se cierra a las opiniones ajenas, ha hecho una reprimenda cargada de justicia a Hipólito Mejía, el candidato a la Presidencia del PRD, quien con su característica irresponsabilidad, tuvo el descaro de recomendar a varios agricultores que no paguen las deudas que tienen contraídas con el Banco Agrícola de la República "porque él las condonará cuando gane la presidencia". Sólo un charlatán como Hipólito siempre ha sido puede hacer una recomendación tan temeraria y desafortunada. Aquí está lo que con acierto escribió Ricardo:
"EL QUEHACER POLITICO ES UNA CIENCIA, UN ARTE, ES LA MANERA DE DIRIGIRR UN PAIS Y PARA PODER SER POLITICO HAY QUE TENER ECUANIMIDAD, CAPACIDAD, VOCACION DE SERVICIO Y RESPONSABILIDAD. EL POPULISMO Y LA DEMAGOGIA SON COSAS MUY DAÑINAS PORQUE AMBAS PERTENECEN AL MUNDO DE LA MENTIRA Y QUIEN LE DICE A SU PUEBLO QUE NO PAGUE LO QUE DEBE, CAE EN LA MEDICRIDAD Y EL GRUPO DE LOS SERES INDESEABLES, HIPOLITO, LAS DEUDAS HAY QUE HONRARLAS."
Ahí cierra el elocuente comentario colgado por Ricardo Vásquez en su aclamado muro de Facebook, el cual, más que por otra cosa, es ampliamente conocido por las ricas recetas culinarias que a menudo son recomendadas allí y por el acoso constante que el fans club de chicas frenéticamente ejerce sobre el Papichulo. Y he aquí lo que escribimos al filo del breve texto de Ricardo:
"Coincido plenamente con usted, Ricardo Vasquez Invita. Hipólito Mejía es, en la práctica política, un balaguerista hormonal, un aparente engendro del mal que sólo mediante un oscuro sortilegio de feria barata -tan propio de aquella isla insular, donde hasta lo insólito e inverosímil puede trocarse de súbito en incontestable verdad- reaparecería 8 años después del tétrico laberinto en que metió al país, todo lo crecido que hoy está, el pecho parado hasta el cielo, prometiendo una patria nueva y hasta peinarse a los lados para parecerse más a ese Duarte cuyos ideales dice defender a capa y espada. Vea que sí es osado este señor. A usted únicamente le faltó por decir, quizás por cuestión de espacio -ya sabe uno las limitaciones de este facebook cada vez más enredado- algo que no quisiera pasar por alto, porque podría asumirse por injusticia de su parte y yo sé que usted es un hombre muy dado a lo justo y correcto y a ceñirse siempre a la verdad. Leonel Fernández, así como Hipólito, amigazo y socio de impunidad del primero, es otro charlatán de la peor laya. En primer lugar por el silencio repulsivo que ha mantenido ante la barata y no menos peligrosa actitud de uno de sus profesores mayores y compañero de cabecera, el siempre inefable Euclides. Ya antes ha guardado otros silencios sospechosos. Sin embargo, hay algo que hoy hemos sabido por boca de ese mismo personaje sórdido con el que les ha dado en ensuciarse a los periódicos y medios dominicanos: ha dicho que Leonel, su presidente y el mío, ha roto el silencio de repente, el mesías y Príncipe declarado decidió descender desde las alturas en que vive, a tanta generosidad se atrevió ahora, y para sorpresa de todos lo ha hecho no para emplazar e inducir al funcionario a pagar la luz, como todo un país con justicia reclama y espera. Le ha recomendado -revela Euclides- en una primicia de asombro, náusea y mareo: nada más y nada menos que...NO PAGUE LA LUZ, que hace muy bien, y que defienda su 'honor' y 'moral' a toda costa, y que hay un poderosísimo Comité Político que a ultranza le apoya y apoyará y un gobierno enteramente a su dispocisión, y listo para empuñar espadas y comenzar a destazar cuantas cabezas sean necesarias...Como puede usted ver y fácilmente justipreciar, estamos ante las mismas escorias, los parásitos de siempre a la carga. Apenas hay leves variaciones de colores y matices, pero son exactamente lo mismo al final. En política, como con la matemática ocurre, el orden del producto no altera el resultado." (Johan Rosario).-

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