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SI YO FUERA GUTIERREZ FELIX


POR DOMINGO CABA RAMOS

La envidia, una de las más perversas expresiones de mediocridad, nunca había encontrado posada en mi cerebro. Sufrir cuando el otro triunfa y gozar cuando fracasa constituyen rasgos de la personalidad que, agraciadamente, jamás habían poblado mi mundo mental. Sin embargo, por primera vez, yo siento envidia.

Siento envidia por el doctor Euclides Gutiérrez Félix, importante funcionario del presente gobierno y alto dirigente del Partido de la Liberación Dominicana.

Envidio su poder político, gracias al cual el polémico y agresivo ministro puede darse el lujo de permanecer durante más de tres años sin pagar el servicio de energía eléctrica y continuar conectado o recibiendo dicho servicio sin mayores inconvenientes.

Lo envidio por su ultra poderosa capacidad administrativa, gracias a la cual, ejerciendo principalmente como maestro, y abogado de tercera categoría, ha logrado acumular una fortuna que supera los cien millones de pesos.

Lo envidio por ser el único escritor no famoso que logra, de acuerdo a sus palabras, reunir más de “veinticinco millones” de pesos por concepto de la venta de sus libros, una respetable cifra que ni siquiera un verdaderamente famoso como su maestro político, Juan Bosch, pudo registrar en su hoja de vida, a pesar de sus más de cuarenta obras publicadas.

Por eso yo envidio apasionadamente al doctor Gutiérrez Félix, y si fuera él, ¡cuántas “diabluras” yo realizaría en este aldeano paisaje llamado República Dominicana!

Lo único que nunca le envidiaría a este personaje es su reprochable prepotencia. El, después de Alvarito Arvelo, por supuesto, bien puede ser considerado como uno de los más arrogantes, narcisistas o presumidos seres de las Antillas, tanto que, durante sus años de docencia en la UASD, sus estudiantes le decían “El sangrú”

Si yo fuera Gutiérrez Félix, en cada espacio de mi casa (cuartos, sala, cocina, biblioteca, baños y comedor) existiera un aire acondicionado.

Si yo fuera Gutiérrez Félix, los bombillos para iluminar mi casa serían todos de alto consumo, nunca los apagaría y el calentador de agua permanecería eternamente
encendido.

Si yo fuera Gutiérrez Félix, en mi casa todo (silla, cama, mueble, estufa, etc.) funcionaría con electricidad)

Si yo fuera Gutiérrez Félix invitaría a todas mis vecinas a secarse semanalmente el pelo, planchar y lavar su ropa siempre en mi casa. El costo del servicio de energía podría elevarse, pero, ¿qué importa? Al igual que Gutiérrez Félix, no pagaría ni un centavo, y si un “necio” comunicador me critica por eso, lo someto a la justicia para que entienda que la conducta de los dioses no se cuestiona.

Pero la realidad es que yo no soy Gutiérrez Félix, ni funcionario, ni fundador y miembro del Comité Político del PLD. Por tanto, si yo no pago la luz, al día siguiente de vencerse el plazo me suspenden el servicio, el cual no me lo reactivarían si no me pongo al día con el pago, muy distinto a lo que hasta ahora ha ocurrido con el todopoderoso Euclides Gutiérrez Félix.

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