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Un ángel tamborileño: Mi último adiós a Yandy Abréu



Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano
derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.”
Isaías 41:13

Hasta la eternidad, pequeño

Por Indiana Domínguez
Existen momentos en que suelo ver y guardar un respetuoso silencio quizás como reverencia a la vida. O a la muerte. Hoy no es uno de esos días. La inesperada partida de Yandy, como a todo Tamboril, me conmovió e impactó tanto, que aún en la larga distancia que vivo, mi corazón palpita rápidamente cuando recuerdo su amable e infantil rostro.

A ese ángel pintado de niño, Yandy Abréu, lo conocí de manera muy breve. Ambos residíamos exactamente en la misma calle, siempre solía pasar por el frente de mi casa y saludarnos a mí y a mi hijo, con una hermosa sonrisa e inusual cordialidad de un niño de su edad. En una ocasión se detuvo y le tomó la manita a mi bebé y le hizo un gesto de cariño, al que mi hijo le respondió con una linda sonrisa, se despidió de manera muy amable y cada vez que lo veía pasar, me decia para mis adentros: Qué educado y tierno es ese niño!

Es natural nacer, es natural morir, pero cuando le toca a un ser querido con la juventud a flor de piel que Yandy tenía, esto deja un vacio descomunal en el alma, cuando llegó aquella mala hora, sé que sus padres y familiares sintieron que el mundo tomó un color gris intenso, ante la partida física de ese su pequeño ángel.


No me cabe duda que tras la muerte, para las grandes personas están reservados los grandes lugares, el caso de Yandy, no será la excepción, desde esa morada de paz, donde ahora está, esa tan merecida por un ser tan amable y tierno, desde allí él será un ángel que cuidará de todos sus seres queridos y amigos, y besará cada día a sus padres a través del aire, y les hará sentir el amor puro desde la eternidad.

A todos lo que conocimos de una manera u otra a Yandy, y a sus familiares, les digo: Hay un lugar, donde esas bellas personas que se nos van perduran hasta la eternidad, ese lugar es el corazón, eso le dará eternidad e inmortalidad a este ser especial que se nos fue.

Pero Dios es bueno y fiel, ante la adversidad y el dolor, nos da la salida, el dolor es una parte normal ante la muerte de alguien que amamos, lo vivimos intensamente en determinado momento y permanece ahí a través del tiempo, hemos de aprender a vivir con el, y ser humilde ante amargas situaciones, aunque nos resulte difícil y hasta contradictorio.

Es importante que todos valoremos que una de las pruebas más duras que tendremos que enfrentar será la muerte de un ser querido, sí, es muy difícil mantener las cosas en perspectiva cuando la muerte golpea la puerta de nuestra casa y se lleva con ella una parte de nuestro ser, parte de nuestro corazón, lo digo por la madre de Yandy, a quien también conocí y desde lejos le digo que siento en el alma su imenso dolor, la comprendo, sé que es una gran madre, lo pude ver en sus ojos y en la dulzura de sus palabras, las fugaces veces que conversamos.

Lamentablemente todos debemos de sucumbir ante las garras de la muerte, Dios honró a Yandy, en su vida y en su partida, pues las manifestaciones de cariño y solidaridad han primado en esta difícil coyuntura, como se puede apreciar en el video que Francisco Vega ha elaborado y despachado al mundo vía Facebook. Sólo una persona que brinde amor, que sea amable, educado, amistoso, respetuoso, recibe en su vida y muerte tantas manifestaciones hermosas de cariño y solidaridad.

El dolor no se apaga como quien oprime un interruptor, ni tiene plazos, tampoco la memoria de un ser tan querido y especial que vivió tan corto tiempo, puede desaparecer en el término de un par de días, meses y hasta años, quizás toda una vida, pero la resignación llega poco a poco. Dios la entrega a esos seres que quedan preguntándose: Por qué pasaron así las cosas?

Sólo queda decirle a sus familiares y amigos que entreguen su corazón al Rey, él todo lo puede, él les dará aliento a su alma, ese aliento que tanto sé, ustedes necesitan en estos momentos y al final sentirán paz en medio de esta tormenta.

Yandy, tus ojos se cerraron, pero tus alas abrieron a un inmeso y hermoso vuelo lleno de paz, como tú la mereces.
Comparto con todos ustedes un emotivo video de Francisco Vega. Llega al alma:

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