Por Bacho
Conmemorar el 50 aniversario de la merecida muerte de Trujillo puede compararse con las múltiples acepciones que tiene una palabra rica en significados.
Hay quienes se alocan y celebran empinando el codo. Otros apelan al disfrute de un buen chivo, con o sin orégano. Unos terceros convocan eventos de amplia cobertura mediática que apuntan a sumar bonos al latrocinio convertido en entidades.
Felipe Lora, por su parte, propone un juicio póstumo a Trujillo en la Corte de la Haya, donde se “deberá presentar un expediente con documentos que permitan acusar al tirano de complicidad en genocidio, genocidio, deportación, asesinato y de persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos”.