¿Tanta brega da actuar contra los motores?
No es guión, y tampoco película, pero la mayoría de las muertes violentas en las calles es ocasionada por disparos hechos desde motores detenidos o marcha.
Las autoridades cuentan con estadísticas, y conocen el verdadero porcentaje, y saben que los motores son decisivos en el éxito de los delincuentes.
La suboficial de AMET de esta semana, pero igual las vecinas de días atrás, una de las cuales fue muerta por equivocación, y así el otro, y el otro, y el otro: todos víctimas de una acción motorizada.
Pensándolo bien, y no la canción de Solano, la criminalidad de este país no es obra de jóvenes, como se considera y persigue, sino de motores.
Entonces, más que evidente, o se usa el procedimiento incorrecto, o se deja el trabajo a medias. Se detiene al maleante, y se le impone medida de coerción, y en ocasión se le condena.
Incluso se busca el arma, pero nunca el motor. Y la verdad sea dicha. El motor es tan cuerpo de delito como la pistola o el revólver. Lo lógico fuera que si se procede contra uno, se haga igual contra el otro.
¿Por qué se hace tan difícil actuar contra los motores?
