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Los artistas de la estafa primero vendían pastillas sin recetas y luego llamaban diciendo ser de la DEA

"Soy el Agente especial James Brown, de la Drug Enforcement Administration. Si no envías 5,000 dólares esta misma tarde, prepárate, mañana te estoy tumbando la puerta con una orden de arresto por violar las leyes Federales de los Estados Unidos. Es una oportunidad única de no tener unas largas vacaciones en la cárcel. Has comprado medicina sin prescripción. Tengo cómo hacerte pagar tu crimen. Tú decides."
El anterior es sólo uno de los muchos métodos de extorsión empleados como 'protocolo' rutinario por los estafadores que desde República Dominciana orquestaron un plan de engaño que no parece tener precedentes. Los mismos que creaban y vendían las medicinas en línea luego armaban una estrategia para atemorizar a quienes las compraban. Armados con las informaciones personales de sus víctimas, les iban encima, amenazándolas de modo implacable, dándole la impresión cierta de que el gobierno de Estados Unidos encaminaba una poderosa investigación criminal sobre el tema. A ese juego cedió, por ejemplo, el ciudadano de Texas Dan Sirek, cuya esposa y luego él habrían enviado a República Dominciana nada más y menos que la friolera de 500 mil dólares 'para no ser arrestado'. Abrumada porque su cuenta de ahorro de toda una vida estaba vacía y asustada de que caería presa, la esposa de Dan, Carolyn Sirek de nombre, se pegó un tiro en la sien, muriendo instantáneamente.

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