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Gallup o cuando se quiere decapitar al mensajero


Por Sara Pérez
La prestigiosa firma Gallup dominicana, muy bien dirigida por el sociólogo Rafael Acevedo, tiene un acuerdo desde hace décadas con el periódico Hoy (ya estaba vigente cuando yo trabajaba ahí, hace como 800 años) y con el Grupo Corripio, para la realización y publicación de encuestas sobre diversos aspectos. Tiempo atrás publicaron una muy interesante en la que se consignaba que la Policía Nacional es percibida como la institución más corrupta del país. El jefe de la policía (no recuerdo si era el actual u otro, pero no importa, porque da lo mismo) en vez de ponerse a corregir lo que estuviera a su alcance, hizo lo habitual y perfectamente previsible: salió a berrear a la calle con un desmentido, como si él pudiera tapar el sol con un dedo y como si una encuesta de esa naturaleza fuera desmentible.

Ni la Gallup ni el periódico Hoy tenían la culpa de que la gente –habitualmente bastante miope- evaluando a la policía tuviera un momento de lucidez y la viera tal y como es, pero la medición no dejó de ser tratada con el mayor desparpajo como una especie de conspiración calumniosa, lo que suele ocurrir en contextos donde las autoridades pueden salirse por la tangente de cualquier cuestionamiento serio, recurriendo a alguna cuchufleta.


La Gallup, dentro del mencionado acuerdo con el Grupo Corripio, también ha realizado muchas otras mediciones, que constituyen un magnífico aporte a la sociedad dominicana, tanto por parte del señor Pepín Corripio, como del sociólogo Acevedo, del fallecido director del Periódico Hoy, Don Cuchito Álvarez ,y del actual, el gran periodista Bienvenido Álvarez Vega y de todo su equipo.

De esas mediciones, todas valiosas como material de consulta para examinar las percepciones e inclinaciones de un país en diversos momentos, las que más controversias generan son las que se refieren a preferencias políticas e intenciones de voto con vistas a las elecciones.

El tema apasiona a mucha gente y se trata de una veta periodística importante, que el Grupo Corripio ha manejado con mucho éxito, convirtiéndola ya en una consagrada tradición, impacientemente esperada por amplios sectores, tanto políticos, como interesados en diversos estudios sociales.

La perseverancia con que a través de los años y en los diferentes gobiernos se han publicado las encuestas Gallup en el periódico Hoy muestra unas laudables facetas de todos los agentes participantes.

Cada vez que se publican esas encuestas, sus auspiciadores y realizadores tienen que sufrir una serie de presiones completamente abusivas desde las esferas de poder, si este no sale favorecido, aunque en la situación actual supongo que al menos el Presidente Fernández debía interpretar como un síntoma auspicioso que un presidente tan masivamente repudiado en el 2004 encabece hoy las preferencias del electorado. El se puede ver en ese espejo. Pasó por esa experiencia y probablemente volverá a pasar. El pobre país parece un loco caminando en un círculo.

En vez de ir corrigiendo histerias estúpidas y excesivas sensibilidades de los presuntuosos políticos y funcionarios metidos en campaña desde el poder, algunos parecen dispuestos a hacer cada vez más agresivas sus pataletas infantiles, que resultarían humorísticas si no fueran peligrosas.

Solo los que aguantan las presiones sabrán hasta dónde serán chistosos los reclamos hechos por gente borracha de poder.

Las encuestas de Gallup son de las muy pocas –si no es que las únicas- que resultan confiables ya que no han sido susceptibles a acomodarse a los requerimientos de los clientes como si fueran trajes a la medida confeccionados para una fiesta. Incluso tengo entendido que al menos en República Dominicana, la Gallup no hace encuestas por encargo de partidos. Parece que los conocen demasiado bien.

La mayoría de las empresas encuestadoras que trabajan para los partidos publican encuestas con datos completamente ficticios, ajustados a las preferencias de quienes las ordenan, como quien vende pastelitos por docenas, de vegetales, queso o pollo, según lo que el cliente decida. Es una práctica deleznable, ordenada por gente que no se respeta a sí misma y menos al público ante el que despliegan su fajo de embustes con el mayor desenfado.

Hace poco, el mismo PLD que hoy se queja de la fidedigna encuesta Gallup presentó una encuesta ordenada a la carta, como si fuera un plato de mondongo guisado con guineítos y el PRD ha exhibido y exhibirá las suyas, tal vez confeccionadas en el mismo sitio y por la misma gente.

Las declaraciones de Francisco Javier García –quien debía estar preso bajo investigación de los organismos de seguridad del Estado y expulsado de su partido por haber entregado a un gobierno extranjero documentos confidenciales del gobierno dominicano- sobre las "sospechas" y el rechazo que le genera la encuesta Gallup, recuerdan que algunos quieren decapitar al mensajero, cuando llega con malas noticias.

Esas encuestas de la Gallup han consolidado su credibilidad en base a la constancia en un trabajo profesional honesto y bien hecho y a la habitual y puntual confirmación de sus pronósticos en las urnas. Eso no quiere decir que en mayo del 2012 se va a confirmar lo que la Gallup ha registrado ahora, a final del 2011.

Falta medio año para las elecciones generales y en ese tiempo van a ocurrir modificaciones importantes en la intención del voto, que pueden favorecer o no, uno u otro candidato.

Las llamo importantes porque lo son para los dos contendores principales y sus respectivos grupos, pero lo serían aún más si se les fueran de las manos a los dos y pudiéramos descansar de ambas plagas. De: acento.com.do

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