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QUÉ DIFÍCIL ES COMUNICAR EN TAMBORIL


Por Robert Cabrera
Tamboril.-Muchos amigos me sugieren producir un programa en el Canal 6, mientras que otros me preguntan la causa por la que he mermado en la producción de artículos en los medios digitales, que tan amablemente publican mis comentarios y mis informaciones.

La razón es muy sencilla. De un tiempo para acá, en Tamboril se ha tornado difícil comunicar, ya que la gran división fomentada por los diferentes partidos políticos, ha creado en los miembros de una u otra organización, la percepción de que quien comenta sobre determinada situación que no es favorable para el partido al que pertenecen o por el que simpatizan o a un funcionario o aspirante de su parcela política, se está ofendiendo a esa persona  o agrupación y a todos los que le siguen.

Los tamborileños tenemos que aprender a recibir las críticas con altura y tener las respuestas adecuadas para contestar a quien ha hecho el comentario, sin que en uno u otro caso se llegue a lo personal.

Es bueno recordar que toda persona que se dedica a una actividad pública, está expuesto a la crítica, pero que salvo algunas excepciones, esas críticas habrán de ser a su gestión si es funcionario, o a una actitud de un momento que se considere errada, jamás a la persona como tal.

Nuestra Constitución consagra la libertad de expresión, de tránsito, de culto, etc. En virtud de lo cual debemos respetar las ideas de todos, y rebatirlas en el ámbito de la decencia y el respeto.

Pienso que mucha gente de otros pueblos o países se estarán riendo de nosotros y nos considerarán salvajes, cuando leen las cosas que se publican en las redes sociales en alusión a autoridades presentes y pasadas y a muchos de los seguidores de estos.

Actuamos con una mentalidad tercermundista que daña la reputación de nuestro pueblo y de gente valiosa cuyo único delito es pertenecer o simpatizar por uno u otro partido.

Esas son las razones por las cuales no produzco un programa en Tamboril y estoy escribiendo menos. La otra razón es mi vínculo con la Alcaldía, que si bien no me obliga a defender lo que crea no este bien, no me permite por razones éticas criticar con objetividad lo que pudiera estar mal.

Lo cierto es que nadie me ha escuchado dirigirme con indelicadeza a las pasadas autoridades municipales, pues aun a sabiendas de que no soy de su parcela, siempre me trataron con respeto y agradezco a Francisco Álvarez que siempre que le llamé, me tomó la llamada y me escuchó.

Así puedo citar a otros que me han tratado igual y merecen mi respeto y si tengo que criticarlos, lo haré en función a sus actuaciones públicas, más no en cuanto a sus vidas privadas.

Ante todo, soy comunicador y bajo ninguna circunstancia toleraré que se irrespete la libertad de expresión, porque sería como afilar cuchillo para mi propia garganta. La clase no se suicida y en Tamboril estamos llegando a eso, porque los comunicadores estamos divididos en dos bandos por la misma situación que hemos expuesto en los primeros párrafos de este artículo.

De todos modos, aquí está mi intento de seguir diciendo cosas, con la esperanza de que finalmente, comunicadores, políticos y ciudadanos entendamos que se puede convivir respetando la integridad de las personas, piensen igual o diferente a nosotros.

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