Me diste el mayor premio del mundo, al hacerme papá por vez primera. Eres una hija maravillosa, niña de pródiga inteligencia, por cuanto mereces todo lo mejor hoy y siempre. Sigue siendo como eres, tesoro mío: obediente, sencilla, cándida, sensible, simpática y, sobre todo, alegre y juguetona. Aunque tu ausencia hoy duela en un lugar muy hondo, un mar de felicidad me baña el rostro al saber que estás bien y que apenas un cielo diminuto nos separa. Pronto volveremos a andar de brazos, princesa mía. Hasta pronto! Tu papi: Johan Rosario |