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Pueblo llamado Fucking quiere cambiar de nombre


Los habitantes de una localidad de Austria están cansados de las bromas, de las llamadas que reciben todos los días y de que les roben las señales de tráfico. El motivo, el peculiar nombre del pueblo: Fucking.

Aunque en alemán la palabra no tiene ningún significado, salvo el recuerdo de un noble del siglo VI apellidado Focko, en inglés despierta todo tipo de sonrisas y chistes por sus connotaciones sexuales.

Desde que los soldados estadounidenses y británicos descubrieron la pequeña villa al norte de Salzburgo en la II Guerra Mundial, no paran de acercarse turistas angloparlantes que quieren tomarse una foto en Fucking.

Algunos además arrancan de cuajo los avisos con el nombre del pueblo como souvenir o, en las noches, se toman fotos debajo de los letreros de Fucking mientras mantienen relaciones sexuales.

A los Fuckingers, gentilicio de los residentes, no les hace ninguna gracia. De hecho, están promoviendo la instalación de cámaras para disuadir a los amantes nocturnos y una consulta popular para cambiar el nombre del poblado.


Hace unos años los cerca de cien habitantes de la villa dijeron no al cambio argumentando que Fucking tiene una larga e intensa historia que se remonta a mil años. Pero ahora están pensando seriamente en cambiar de Fucking a Fugging.

Milenario y orgulloso.

Desde 1070 se tienen referencias de Fucking. Primero se le conocía como Funcingin, luego como Fukching y finalmente como Fugkhing. En 1760 el pueblo tomó su nombre actual, Fucking. En alemán antiguo la palabra significa Habitante de Fuck.

"Los turistas alemanes quieren ver la casa de Mozart en Salzburgo. A italianos y rusos les gusta celebrar el Año Nuevo por estas tierras. Los japoneses, por su parte, buscan la villa donde nació Hitler, Braunau. Pero en el caso de muchos estadounidenses y británicos lo que están buscando es Fucking. Es una obsesión", comentó Andreas Behmüller, un guía local.

Y es que la fama del pueblo ya se ha desbordado. En una sola noche les robaron los cuatro letreros cardinales que dan la bienvenida a Fucking.

Ante el despojo las autoridades han ordenado construir avisos de hierro y concreto anclados en la tierra que, según la policía local, "requieren toda una noche para ser arrancados de su lugar".

Turismo vs. tranquilidad

A pesar de la indignación de los Fuckingers, en algunos pueblos aledaños piensan que deberían sacar provecho del nombre.

Josef Winkler, habitante de Fucking, lo intentó en una ocasión, montó una venta de camisetas con la frase: I love Fucking (Me encanta joder).

El negocio comenzó a crecer como la espuma hasta que sus vecinos comenzaron a insultarlo en la calle.

También se intentó comercializar una cerveza, Fucking Hell, pero fue prohibida por la OHMI, la oficina de marcas de la Unión Europea.

Franz Meindl, alcalde del pueblo, prefiere la tranquilidad para Fucking.
"Sólo queremos que los turistas nos dejen solos y en paz. Estamos orgullosos de Fucking", comentó Meindl.

Lo cierto del caso es que Fucking no es el único pueblo con nombre llamativo en la zona, incluso en alemán. Cerca de la frontera con Alemania está Faulebutter (Mantequilla podrida), Katzenhirn (cerebro de gato), Plöd (Estúpido) o Warzen (Verrugas).

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