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Hipólito botó asesores, se enfundó en anchas camisas y volvió a ser el ´atípico´ personaje de siempre


Por Orlando Gill
orlandogil@codetel.net.do

“…BEING… ”.- Los oponentes de la candidatura de Hipólito Mejía dicen que anda “quillado” por la contrariedad de las encuestas cuyos números no son tan auspiciosos como en un pasado no muy remoto. Que si la gente no se cuida, a cualquiera le falta. Sin embargo, en público se le ve lo más quitado de bulla y casi encantado de la vida. Cuando habló de no pagar las deudas del gobierno con las pymes, estaba contento. Antes que un exabrupto, parecía que estaba haciendo un chiste.

Aunque se sabe que lo de las deudas nunca le sale bien, y nada más que recordar las que tienen que ver con los sectores productivos, que dijo condonaría.

Después, su caso es el mismo del pelotero de Grandes Ligas Manny Ramírez, quien una vez corrió por el campo con un letrero en que se leía “ Manny being Manny ”(Manny siendo Manny), con que trataba de justificar sus travesuras. Ahora puede pensarse en “Hipólito being Hipólito” (Hipólito siendo Hipólito ), como en sus mejores tiempos. Solo que Manny nunca volvió a ser Manny, y esa no debiera ser la suerte a perseguir por el candidato opositor…

SUELTO.- La advertencia de entonces no tiene que ser regocijo ahora, pero dije hace un tiempo que Hipólito Mejía se había liberado de sus asesores y recuperado su personalidad “atípica”. Desde entonces no se controla, y las encuestas no tienen por qué ocultar las consecuencias. El candidato Mejía se siente cómodo con sus camisas anchas, pero eso no significa que les queden bien o que se vea mejor. ¿Cómo devolver a la presa las aguas después que estas se desbordan y convierten en desastre todo su entorno? Lo mismo.


El ex presidente estropea su propia campaña, pero no es tanto por lo que dice o hace, sino porque da oportunidad a sus oponentes de descalificarlo.

Con la experiencia de tres campaña (2000, 2004 y 2012), no debiera ser un fastidio para sus equipos, que se sienten incapaces de controlar sus repentinos excesos verbales. Es más que elemental que un candidato debe saber que tiene que hablar a cada auditorio lo que suene a gloria en sus oídos. A los acreedores, por ejemplo, de pago. Siempre de pago. Nunca, ni de juego, de no honrar la deuda…

PACIENCIA.- Los asesores de Hipólito Mejía parece que tienen, al igual que él, poca paciencia. Cuando no pueden convencerlo de algo, se recogen y dejan que buen viento lo lleve.

Debieran ver la película que narra la experiencia de Sarah Palin, la compañera de John McCain en las elecciones que ganó Barack Obama. El Juego del Cambio (Game Change). El problema no era tanto lo torpe que resultaba en sus comparecencias, como que no se sometía a la disciplina y el estudio a que la obligaba su condición de candidata. Cometía errores, faltaba, fallaba, pero las masas republicanas la amaban. Lo mismo que a Mejía una parte importante del electorado perredeísta, o dominicano. Y eso era y debe ser lo principal en una campaña. Palin no desapareció del escenario, aprendió el oficio público, aunque como dice la promoción del film “la política nunca sería lo mismo”. La ex candidata recordaba mucho a Alaska, donde era gobernadora, del mismo modo que Mejía tuvo a Gurabo, el pueblo en que nació, como su referente. Aunque –con tanto mundo– ya ese no es el caso…

EL SUAPE.- Ahora, lo que no pueden hacer los equipos es salir a defender sus evidentes deslices, pues el daño es mayor.

Deben adelantarse a cualquier desaguisado, dirigiendo su agenda y recomendando el mejor discurso. No dejarlo a merced de sus improvisaciones o de sus incontinencias.

¿Cómo decir que se refería a “contratos dolosos”, cuando los interesados tienen acceso a sus verdaderas palabras a través de las redes? No pueden hacer como cuando a alguien se le bota un jugo, que con un suape se absorbe lo derramado y el piso queda como nuevo. ¿A quiénes piensan engañar cuando culpan al gobierno de endeudarse para crear problemas al futuro gobierno de Mejía, si este todavía es hipotético? Lo que importa ahora es dejar atrás ese episodio, seguir adelante y cuidar de que no se repita. De que Hipólito no siga siendo Hipólito.

Pues si el cubo, en vez de agua, tiene lodo, el suape no hará más que un embarre mayor. Que es lo que está ocurriendo con lo de “cobren ahora…”: Una tormenta en un vaso de agua. No fue la primera, pero le haría bien que fuera la última…

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