Al "pobre Hipólito" le han dado hasta con el cubo del agua por el chiste malo de que no pagaría deudas a suplidores de este gobierno en una administración suya.
No hay dudas de que le han caído como pavos, sin que sus seguidores hayan podido espantarlos o encontrado una fórmula de corregir lo dicho sin consecuencias.
Si lo que aclaró como artículo, lo hubiera leído como discurso en su reunión con las pymes, no hubiera caído en ese hoyo, ni su yipeta siguiera enchivada.
La improvisación es el lujo del orador, el cual --como aconsejaba Yaqui - puede ser espontáneo en las palabras, pero nunca en las ideas.
No hay dudas de que le han caído como pavos, sin que sus seguidores hayan podido espantarlos o encontrado una fórmula de corregir lo dicho sin consecuencias.
Si lo que aclaró como artículo, lo hubiera leído como discurso en su reunión con las pymes, no hubiera caído en ese hoyo, ni su yipeta siguiera enchivada.
La improvisación es el lujo del orador, el cual --como aconsejaba Yaqui - puede ser espontáneo en las palabras, pero nunca en las ideas.
Hay huellas que no se borran fácilmente y que proyectan la verdadera naturaleza del hombre y su palabra. El problema de Hipólito no fue lo que dijo, sino que quiso desdecirse, olvidando que su pronunciamiento estaba grabado.
No estaba de suerte. En otra circunstancia, se le hubiera pegado el muerto al reportero de ocasión, de quien se hubiera dicho que interpretó mal.
Esa vieja y conocida excusa no pudo usarse ahora, pues el problema real no fue de prensa, sino político. En mano de sus adversarios, el plato servido fue una delicia. Diariolibre.com
No estaba de suerte. En otra circunstancia, se le hubiera pegado el muerto al reportero de ocasión, de quien se hubiera dicho que interpretó mal.
Esa vieja y conocida excusa no pudo usarse ahora, pues el problema real no fue de prensa, sino político. En mano de sus adversarios, el plato servido fue una delicia. Diariolibre.com
