A DOS AMIGOS QUE APRECIO
*POR DOMINGO CABA RAMOS
Cuando entre amigos y/o parientes se rompen los lazos de la fraternidad, el alma parece sangrar, las palabras se petrifican, perdiendo, por ende, su ternura y candidez, la sonrisa se aparta de los labios, el panorama social se torna sombrío y el horizonte familiar se nubla de repente.
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