La crisis hipotecaria que estalló en Estados Unidos en septiembre de 2008 generó el Tea Party, movimiento de extrema derecha dentro del Partido Republicano opuesto a los rescates bancarios, a los impuestos a los ricos y excesivo gasto público externo e interno. Ese grupo tiene hoy a la clase política estadounidense de rodillas y al mundo al filo de una crisis económica sin precedentes.
Los más de 50 legisladores republicanos que representan a esa tendencia en la Cámara de Representantes han bloqueado todas las salidas posibles a un acuerdo bipartidista para ampliar el techo del endeudamiento y evitar el impago de la deuda que declararía el martes a la economía estadounidense técnicamente quebrada.
El Tea Party, cuyo nombre recrea el impuesto aplicado por la Corona Inglesa a las colonias norteamericanas que originó el inicio de la Guerra de Independencia, hizo aprobar un proyecto que apenas eleva el techo de la deuda por seis meses, pero obliga a drásticos recortes en programas sociales incluido el Social Security.
Ese proyecto fue rechazado de inmediato por el Senado controlado por el Partido Demócrata, lo que ha retornado la crisis al punto muerto, con el liderazgo del presidente Obama severamente diezmado y una situación de ingobernabilidad política en Washington y el Capitolio. Cualquier solución antes de 48 horas deberá pasar por un rompimiento de los republicanos con el Tea Party.
La propuesta del Partido Demócrata, de reducir el déficit fiscal en un billón de dólares mediante recortes a los presupuestos de las guerra de Irak y Afganistán ha sido rechazado por el Movimiento del Té, que también se opone a elevar el techo de la deuda hasta 2012 y a aplicar impuestos a los ricos.
Gobierno, empresarios y clase política de República Dominicana deberían seguir con atención la crisis política que hoy abate a Estados Unidos, donde salió el último tren sin ninguna carga de solución al grave conflicto que conduciría al recrudecimiento de la crisis económica mundial.
El economista Bernardo Vega ha citado algunos de los daños que una declaratoria el martes de impago de la deuda estadounidense acarrearía a la economía dominicana, entre las que mencionó pérdida real de las reservas del Banco Central, aumento del valor de la deuda externa contratada en euros, incremento del precio del petróleo en la zona dólar, menos turismo, remesa e inversión extranjera.
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