Debido a la falta de recursos esta madre lleva en sus brazos al hijo enfermo. Lo peor es que van por esas calles de Dios en un motor 115. Se puede ver cómo carga la mujer el suero con su mano izquierda. Dan mucha pena estos casos, que se repiten a diario por todo el país. Son realidades que no podemos ocultar aún queriendo, porque nos dan duro en la cara. Son como el Sol, que ni tapándonos los ojos con ambas manos podemos sustraernos de sus rayos y fulgores. Es nuestro Nueva York chiquito, este que gozamos los domincanos. El pan nuestro de cada día, en un país que hace ya años tiene blindada su economía.
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