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Periodista Bolívar Balcácer informa fallecimiento de Rafael Evans, ex cónsul dominicano en Nueva York

Arriba se aprecia al entonces cónsul dominicano en Nueva York, Rafael Evans, mientras caminaba junto a Carlos Feliz y otros dirigentes del PLD dentro del tradicional desfile de Manhattan. Debajo, el comunicador tamborileño Juan Alberto Peña posaba junto al fallecido funcionario dominicano en el marco del lanzamiento de una obra del portentoso empresario Víctor Méndez Capellán.









A continunación reporoducimos el texto colgado por el respetado comunicador en su muro de Facebook.

CON LA MUERTE DE RAFAEL EVANS los dominicanos de New York hemos perdido a un gran aliado y un gran lider, quiero testimoniar mi pesar a sus familiares y dar las gracias al amigo Frady Perez por presentarme a uno de los dominicanos mas nobles que he conocido. Paz a sus despojos mortales y comparto con todos un articulo que escribi despues de su destitucion a modo de semblanza

Rafael Evans un soporte Moral que prestigia la diáspora dominicana de New York

Por Bolívar Balcacer

Hace un largo tiempo lei en las memorias de Napoleón Bonaparte que La victoria pertenece al más perseverante, pero también traigo a este comentario un parrafo de la carta que desde el campamento dos ríos envió el 18 de Mayo de 1895, José Marti a su amigo personal Manuel Mercado en el que le dice: “Alzamos gente a nuestro paso; siento en la benevolencia de las almas la raíz de este cariño mío a la pena del hombre y a la justicia de remediarla; los campos son nuestros sin disputa, a tal punto que en un mes sólo he podido oír un fuego; y a las puertas de las ciudades, o ganamos una victoria, o pasamos revista”.

Es lo que he venido haciendo en los últimos días entre el estudio de cientos de documentos y cartas que haré publico en los días por venir para aclarar quienes son los enemigos de la dominicanidad en New York, pero a pesar de ese trajinar, he querido hacer una pausa para testimoniar mi gratitud y respeto a uno de los dominicanos más nobles que he conocido en los últimos 20 años, el recién destituido cónsul en new York Rafael Evans.

A Evans lo conocí una mañana soleada gracias a la intervención del buen amigo y comunicador Fraddy Pérez, me pidió que le acompañara porque era su interés que conociera al Nuevo Cónsul dominicano, al tiempo de manifestarme que no era una visita política sino amistosa, desde el primer momento que le ví, quedé impactado por la sinceridad de Rafael Evans, recuerdo que ese mismo día, una señora entró al despacho mientras conversavamos y le pidió una carta para alguien, con la humildad que le caracteriza y que mantuvo hasta sus ultimas horas en el consulado le dijo a dicha señora delante de Fraddy y de mí “ Yo no hablo mentiras, no voy a llevarle sueños que no puedo cumplir, lo que ud. Me pide no puedo facilitarlo porque no está en mis manos, tienes que buscar otra alternativa o permitirme que llame a fulano para que le reciba tal vez él pueda solucionarle su caso, pero no yó”.

La sinceridad de Evans, mirando fijamente el rostro de la señora, me permitió rápidamente ver que seria un hombre que sembraría de luces y de verdades un consulado que se plagó de hipocritas y de mentirosos a los que solo les interesó por siempre el elevar su ego, cosa a la que están acostumbrado la mayoria de dominicanos.

Ese día, Rafael Evans me manifestó que su meta era un trabajo en equipo, que no tenía conocimientos diplomáticos y que era su interés hacer las cosas bien para que los dominicanos sintieran orgullo de su paso, nos dijo “Yo soy un servidor publico, un hombre de campo que ama a New York y a los dominicanos de aquí, que aprendió a sufrir y a llorar como todos, por eso debo hacerlo bien y lo haré”

El tiempo transcurrió y el muchacho humilde que es Rafael Evans, se fue agigantando, siendo parte de la historia, manteniendo el equilibrio en el consulado y formando parte de todo lo que fuera dominicanismo en los Estados Unidos, se ganó el aprecio, el cariño y el respeto de su pueblo, todos queríamos estar cerca de él, porque no era el cónsul general sino el amigo que tenía tiempo para escuchar y ayudar en lo que fuera, hasta en un consejo sano que siempre se le pidió.

En sus manos se dió el principio de la madre Teresa de Calcula “hay que dar hasta que duela” el dió más que su tiempo, hasta el extremo de enfermarse en el consulado por ver a nuestros jóvenes estudiantes demostrar a esta nación cuan talentosos e inteligentes son, tomó como suya la iniciativa de becas estudiantiles y premió a muchos de nuestros jovenes con viajes a dominicana a conocer la casa de gobierno, no quedó ahí su esfuerzo, se interesó integramente en los problemas de cientos de dominicanos detenidos en cárceles de los Estados Unidos y le dió seguimiento a cada uno de los casos de forma particular, no hay una actividad cultural, comunitaria, artística o deportiva que no contara con su apoyo, pero a nuestro juicio lo más grande de este dominicano de la luz en su paso por el consulado fue el criterio del trabajo en equipo y de puertas abiertas para todos, confundiéndose muchas veces con las personas que llegaron al consulado a buscar un documento y que él personalmente le atendía para que todo se solucionara sin problemas.

Rafael Evans no tenía banderías políticas, para él como cónsul lo único importante era que quien llegara al consulado fuera dominicano, sin preguntar nada solo buscar la solución.

Es el funcionario del gobierno de Leonel Fernandez que más se entregó por la causa de su gente, talvez por esa razón todos nos incomodamos cuando se anunció que fue destituido del cargo, pero tambien todos hemos sentido la grandeza de este hombre digno de imitar porque se ganó su espacio, compartiendo con todos, con chicos y grandes, con famosos y con desconocidos, para Rafael Evans el poder es simple y sencillamente algo pasajero porque lo que importa es la sencillez y la humildad, la que practica cada segundo de su existir.

Rafael Evans entendió con certeza que un hombre de estado debe tener el corazón en la cabeza y eso lo mantuvo siempre claro, dió su Corazón, su salud y su tiempo al dominicano de ultramar en New York, trabajó con altura, con grandeza, con estilo y con respeto a su gente y a su patria, hoy retorna a su hogar con la frente en alto, con el apoyo de un pueblo que lo vió como un hermano y lo respeta como a un padre amoroso y entregado.

Puedo decir sin que esto se vea como una lisonja a Rafael Evans que de las pocas reservas morales que tenemos los dominicanos en New York, el mayor galardón le pertenece, porque es un digno ejemplo de moralidad y de estatura, que prestigia a una nación que muchos malos dominicanos han desgarrado con acciones malignas.

Permitanme decir, quiero decir en nombre mio y de mi familia, Gracias Rafael Evans, Gracias por ser como eres, tu ejemplo es como el vuelo del condor que mientras más alto está, mejor es su mirada y más firme su estatura señorial

Gracias por darle lustre a la patria

Hasta nuestro proximo comentario.

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