El texto de algún modo me recordó la memorable novela de Saramago. |
El próximo domingo, los dominicanos acudiremos a las urnas. Muchos todavía se preguntan, ¿para qué? ¿Para legitimar la corrupción de cualquiera que gane, o para realmente avanzar nuestro talante democrático?
Lo primero que hay que decir es que las elecciones legitiman el sistema político. Con su voto, cada dominicano está diciendo que apoya el sistema democrático, que quiere ser consultado sobre los asuntos de Estado y ser tomado en cuenta.
En segundo lugar, por medio de la votación, se ayuda a crear una identidad política, esa voluntad general de que hablaba Rousseau, y que distinguía de la voluntad particular de cada votante. Al sumar su voto al de los demás, se crea la identidad del pueblo consigo mismo como unidad política, como ha señalado Carl Schmitt.
Finalmente, las elecciones permiten la elección de las autoridades, cuestión fundamental en sociedades complejas como las actuales, pues la legitimación del poder no viene ya de las divinidades ni del nacimiento, sino del acto consciente del pueblo.
Por supuesto, al votar se pueden enviar mensajes contundentes a la clase política sobre lo que piensa el pueblo en una coyuntura determinada. La caída de los gobiernos europeos a consecuencia de la crisis, es el mejor ejemplo.
Por supuesto, hay que ser consciente de que, a veces, las elecciones son cortinas de humo que esconden las desnudeces del sistema. A todos nos toca, por tanto, contribuir a avanzar nuestra democracia. *Editorial de Diario Libre.