Por Johnny Arrendel/Merengala.blogspot.com
El poder mediático que ejercen el programa Gobierno de la Mañana y su figura emblemática, Alvaro Arvelo, se expresa en el nivel de impunidad para transgredir determinadas reglas de juego.
Si no fuese así, alguna autoridad gubernamental, social o moral hubiese llamado al orden a la emisora Zeta 101, al elenco y a su propietario Bienvenido Rodríguez.
Resulta que Arvelo desde hace tiempo no asume ningún tipo de norma o precepto en torno a lo que dice a través de los medios electrónicos.
En ese sentido, lo mismo le da utilizar la conocida interjección que rima con “Toño”, que mencionar la madre de cualquiera de sus contertulios de mala manera.
El titular de Espectáculos Públicos en el gobierno de Hipólito Mejía, Napoleón Beras, quiso frenarle, pero fue desautorizado y dejado en ridículo por Tony Raful, entonces secretario de Cultura.
Desde entonces, se entronizó el uso habitual de imprecaciones por parte de Arvelo, imitado de vez en cuando por algunos de sus compañeros.
Lo peor es que en busca de notoriedad a través del escándalo, otros jóvenes comunicadores apelan a ese recurso como vía más rápida de impactar en la radio.
Pero ahora, quien se autoproclama “Enciclopedia Humana” le puso la tapa al pomo, al insultar con un término impublicable al también comentarista Eury Cabral.
Los reportes indican de muchos niños que eran transportados hacía el colegio al momento del exabrupto y cuestionaban a sus padres sobre el significado de lo que dijo Arvelo.
Ese mal rato lo vivió el abogado y comunicador Jacobo Colón, conductor del programa “Sol de Opinión” por TNI Canal 51, quien no encontraba como explicar la situación a su vástago, de cinco años de edad.
Imaginen la embarazosa situación, ya que el epíteto utilizado fue más allá de lo meramente ofensivo para caer en lo humillante, injurioso, agraviante, infamante y vejatorio.
Se trata de atribuir a una persona sin la menor consideración el ser aficionado a una aberración deshonrosa.
Por suerte, Eury Cabral ha dado muestras sobradas de poseer un carácter flemático, imperturbable ante las situaciones más provocantes.
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