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La renta se come los bolsillos en Haverstraw


Los moradores de esta pequeña Villa, enclavada en el centro del Estado de Nueva York, se sienten desconcertados por los abultados incrementos impositivos aplicados por las autoridades en los últimos años. 'Nos quieren echar de aquí a como dé lugar -dicen muchos-. Es parte de un plan'.

Por Johan Rosario

Vivir en Haverstraw deja a mucha gente, literalmente, con los bolsillos vacíos. De acuerdo a un reciente estudio hecho por La hora latina, casi un tercio de las personas que alquilan una vivienda en este pueblo pagan más del 40 por ciento de sus ingresos en cubrir la renta. Y en muchos vecindarios limítrofes a la Villa, la situación es aún más complicada. 

En lugares como Garnerville, West Haverstraw, Nyack, Spring Valley, Stony Point, Congers y Pomona, todos ubicados en el Condado de Rockland, alrededor del 50 por ciento de los inquilinos pagan más de la mitad de sus ingresos salariales en el costo de un techo dónde vivir. Por eso no es raro encontrar 3, 4 y hasta 5 o más personas durmiendo en una misma habitación: la necesidad tiene cara de hereje, bien lo dice el refrán. 


La mayoría de las familias hispanas ubicadas en este pueblo sienten en carne propia los devastadores efectos derivados del incremento de los impuestos a la propiedad, empujados básicamente por la construcción de suntuosos residenciales (como Harbors). La consecuencia ha sido el progresivo incremento a la renta.

Esta escalada alcista perjudica fundamentalmente a los más pobres, que carecen de propiedades. Haverstraw, como es sabido, está compuesto por familias cuyo nivel de ingresos no supera la línea de pobreza extrema, cifrada por las autoridades en US$25,000 anuales. Con semejante cuadro, esa clase obrera, que suma mayoría en el pueblo, tiene que cargar sobre sus hombros esta realidad que sólo beneficia a los ricos y tenedores de propiedades, que han visto crecer sus ingresos tan rápido como la espuma del chocolate. 

Ana Mencía es una dominicana que vive en Haverstraw. Para ella, como ocurre con la inmensa mayoría, la renta es el principal obstáculo para concretizar el sueño americano y traducir a realidad sus aspiraciones de crecimiento material, las que un día la movieron de su natal Tamboril.

"Es injusto que el costo de renta haya subido de una forma tan alarmante. Mientras los dueños de propiedades se ríen a sus anchas, los más pobres de aquí, que trabajan por un sueldo promedio de 7 dólares la hora, tienen que echarse encima el alza aplicada a los impuestos de propiedad", dice Mencía.

Mientras que, por su parte, José Hilario, dueño de un edificio en la Broadway Street y de varios apartamentos en West Haverstraw, sostiene que los propietarios de casas no tienen otro recurso distinto al de subir la renta.

"Yo trato de sortear la situación de la mejor manera posible, pero no creas que transfiero el alza de los taxes automáticamente. Muchas veces tengo que cargar hasta con el 60% de los impuestos. En realidad el valor cobrado por rentar está casi llegando a su techo en Haverstraw, ya la gente no aguanta mucho", dice Hilario.

"Ya no puedo pensar en ahorro. A veces, incluso, hay que buscar afuera para poder compensar todos los gastos mensuales por pago de renta y la manutención del hogar, que ha subido estrepitosamente", dice con gran dejo de desaliento José Manuel Báez, cabeza de una familia de cuatro miembros. Eladio Estrella es otro padre de familia cuyo nivel de vida se ha visto seriamente afectado por las contínuas alzas de la renta.

Estrella, a quien todos apodan Moreno, se desempeña como taxista, en cuya actividad genera un buen nivel de ingresos, empero, según nos cuenta, el pago de renta también ha afectado considerablemente sus bolsillos, al extremo de que para poder cubrir tiene que salir al ruedo a las 3 y las 4 de la madrugada y trabajar hasta bien entrada la noche para encarar los múltiples compromisos mensuales de su hogar. "Ya casi no duermo. Me he visto forzado a trabajar entre 15 y 17 horas diarias para hacer frente a estas alzas injustas", dice Moreno.

Muchos se están trasladando a Pensilvannia

Frente al alto costo de las viviendas mucha gente —especialmente las amilias más jóvenes— se están viendo compelidas a abandonar Haverstraw y pueblos aledaños, y ese éxodo masivo podría dañar la economía regional cuando los negocios y las compañías no puedan encontrar a los trabajadores calificados que necesitan para expandirse.

El flujo de inmigrantes del área se está desplazando fundamentalmente hacia Pensilvannia, estado en el que aún la vida resulta mucho más barata en todos los aspectos. "En Pensilvannia se consiguen buenas casas, grandes, a precios baratísimos, la policía hostiga menos, y el ambiente es más sano, además de que aparecen buenos trabajos.", dijo Alberto Pérez, oriundo del municipio de Tamboril, en República Dominicana, que fue de los primeros en dar el salto desde Haverstraw hacia Allentown, en el Estado de Pensilvannia. Un 60% de los habitantes de esta ciudad, según estimaciones recientes, provienen del municipio de Tamboril, en República Dominicana.

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