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El fin de una pesadilla: Cayó Mubarak


El Presidente egipcio renunció hoy, como bien lo había anticipado ayer el Director de la CIA. Los militares asumieron el poder. Hay fiesta en todo Egipto y en el mundo.

EL CAIRO - El presidente egipcio Hosni Mubarak renunció el viernes y entregó el poder a las fuerzas armadas, informó el vicepresidente.

Se escucharon bocinazos y gritos jubilosos apenas el vicepresidente Omar Suleiman hizo el anuncio por la televisión nacional.

"En estas circunstancias difíciles que atraviesa el país, el presidente Hosni Mubarak ha resuelto dejar la posición de la presidencia. Ha encargado al consejo de las fuerzas armadas que dirija los asuntos de estado", dijo Suleiman.


El político opositor y premio Nobel de la paz Mohammed ElBaradei dijo que "el país ha sido liberado".

El vicepresidente Omar Suleiman anunció la novedad durante un mensaje que fue transmitido en la cadena nacional de TV.

Horas antes, Mubarak había dejado El Cairo en helicóptero junto a su familia. "Está en Sharm el Sheij", afirmó el portavoz del Partido Nacional Demócrata (PND, en el poder), Mohamed Abdulá.

Poco después la televisión estatal anunció que en breve se daría a conocer un comunicado "importante y urgente" de la presidencia.

El mandatario, que se enfrentó desde hace 18 días a un inédito movimiento de contestación, pasa muchas temporadas en esa ciudad costera, donde tiene una residencia secundaria.

Crece la revuelta

En el momento en que se conoció la noticia de su partida, más de un millón de personas manifestaban en todo Egipto en celebración.

Mubarak había anunciado el jueves que permanecía en el cargo, limitándose a transferir ciertas atribuciones a Suleimán.

Un responsable egipcio de seguridad estimó en un millón el número de manifestantes movilizados en la capital, y un fotógrafo de la AFP evaluó unos 400,000 a 500,000 manifestantes en Alejandría.

Según fotógrafos de la AFP, cerca de 200,000 personas estaban congregadas en la plaza de Tahrir de El Cairo, epicentro de las protestas, y al menos 3,000 se dirigían hacia al Palacio Presidencial en el barrio de Heliópolis.

Postura del Ejército

Antes del inicio de la multitudinaria protesta, el ejército egipcio había asegurado en un comunicado ser garante de las reformas prometidas por el régimen, al tiempo que pedía el fin de las manifestaciones.

El anuncio del ejército, leído por un presentador en la televisión pública y por un coronel ante los manifestantes reunidos frente al Palacio Presidencial, provocó una iracunda reacción de la multitud.

"¡Vete, vete!", corearon durante la oración musulmana de mediodía celebrada en la emblemática plaza Tahrir (de la Liberación) ante un predicador que no pudo contener las lágrimas.

El ejército aseguró que garantizará la organización de "elecciones libres y transparentes según las enmiendas constitucionales decididas" y lanzó una advertencia "contra todo ataque a la seguridad de la nación y de los ciudadanos".

Pero también "subrayó la necesidad de un retorno al trabajo en los establecimientos del Estado y de un retorno a la vida normal", en un esfuerzo por poner fin a la sublevación popular.

Piden golpe

Muchos manifestantes tenían la esperanza de que los militares interviniesen para derrocar a Mubarak, de 82 años, que lleva tres décadas en el poder. Y cuando el coronel leyó el comunicado ante el Palacio Presidencial, un hombre le arrebató el micrófono para condenar el apoyo del ejército al mandatario.

"Nos han decepcionado, ustedes eran nuestra esperanza", gritó, mientras la multitud comenzaba a corear consignas pidiendo que Mubarak sea juzgado.

Los militares, que desde el inicio de la sublevación contra el régimen no han intervenido contra los manifestantes, protegían con ayuda de tanques los cada vez más numerosos puntos de El Cairo tomados por los participantes en las marchas en el denominado Viernes de la Cólera.

Según testigos, varios soldados abandonaron sus armas y uniformes para unirse a las manifestaciones.

"Se unieron a la multitud sonriendo y cantaron eslóganes a favor de la caída del régimen", declaró a la AFP uno de esos testigos, Omar Gamal, un estudiante.

Amenaza de violencia

El premio Nobel de la Paz y ex director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed ElBaradei expresó su alarma por la posibilidad de una escalada de la violencia, advirtiendo que Egipto va a "estallar".

Los enfrentamientos entre los manifestantes pro y anti Mubarak, así como con la policía, causaron unos 300 muertos hasta ahora según Naciones Unidas.

Tras el discurso de Mubarak del jueves, prosiguió la presión internacional para que las reformas democráticas sean inmediatas.

El presidente norteamericano Barack Obama afirmó que "el gobierno egipcio debe mostrar un camino creíble, concreto e inequívoco hacia una democracia genuina" y recalcó que las autoridades egipcias no deben apelar a la "represión o la brutalidad".

En su discurso del jueves, Mubarak advirtió que nunca aceptará "órdenes del extranjero".

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