Banner3

Banner3
Loading...

NY prohíbe los vasos grandes para gaseosa

NY prohíbe los vasos grandes para gaseosa

NUEVA YORK.- Millones de estadounidenses sufren sobrepeso. Aun así, la grasa y el azúcar sigue por todas partes, y en grandes cantidades. Hasta ahora. A partir de mañana, en Nueva York se acabaron por ley los enormes vasos para gaseosas y café. Mientras la industria se opone indignada, los médicos oscilan entre la satisfacción y el escepticismo sobre las posibilidades de éxito de la medida. En total, más de un tercio de los estadounidenses padece sobrepeso, una tendencia que además está en aumento. Las causas son obvias: gran parte de lo que uno puede llevarse a la boca entre Boston y San Diego es extrafrito, extraedulcorado y extracaramelizado. Algunas familias se alimentan sólo a base de ese tipo de alimentos y no usaron jamás otro utensilio de cocina que la freidora.
"La obesidad es un problema nacional y en todas partes los médicos se llevan las manos a la cabeza", dijo a "The New York Times" el alcalde de la metrópolis, Michael Bloomberg. Así, tras la prohibición de fumar en los parques, le ha llegado la hora a los grandes vasos y tazas. Las bebidas dulces -incluidos el café y el té helados- sólo podrán venderse a partir de ahora en recipientes de un máximo de 16 onzas (473 mililitros). Los vasos gigantes sólo podrán utilizarse en cines y tiendas de comida rápida para bebidas sin azúcar o dietéticas edulcoradas. En los supermercados podrán seguir comprándose enormes botellas de gaseosas de hasta 3,78 litros, pero no en cines, restaurantes, quioscos o cafeterías. Aún así, hay algunas excepciones que escapan a la lógica. En el formato large podrán seguir vendiéndose batidos, aunque algunos contienen unas 1.800 kilocalorías, casi el consumo mínimo diario de un varón adulto. Desayuno, comida y cena, todo en un vaso de un litro lleno de leche y chocolate, grasa y azúcar. Bloomberg tiene a los médicos de su parte. Muchas bebidas tienen una décima parte de azúcar, o incluso más, advierten los expertos. Aun así, la medida neoyorkina les parece tan sólo una gota en medio del océano. La industria brama contra la decisión. "¿De verdad quieren dejar que los burócratas les digan en qué vasos deben beber?", pregunta una gran pancarta colocada en los camiones que cada día suministran millones de latas y botellas.

Vistas de página en total