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Hugo Chávez, el hombre al que sólo derrotó el cáncer


Lo que no lograron sus rivales, lo hizo la enfermedad. Hugo Rafael Chávez Frías murió este martes 5 de marzo a los 58 años y puso fin a casi 14 años de gobierno. Tan amado como odiado. Héroe revolucionario para sus seguidores, dictador populista para sus críticos. Audaz, carismático e impredecible, fue un hombre de pasiones y el responsable de recibir el liderazgo de la izquierda latinoamericana y renovarla. 

Murió Hugo Chávez "Murió Chávez y el cielo se puso rojo" Minuto a minuto sobre la muerte de Hugo Chávez Su historia Obituario del mandatario venezolano Reacciones Más allá de Venezuela Su tercera reelección, en octubre de este año, le había dado luz verde para completar 20 años de presidencia ininterrumpida. Pero el cáncer, del que fue operado por primera vez en junio de 2011 en Cuba, pudo lo que ningún político opositor venezolano ni jornada electoral logró desde hace más de una década: destronar a uno de los líderes latinoamericanos que más tiempo han permanecido en el poder.

La primera vez que el mundo escuchó hablar de Hugo Chávez fue el 4 de febrero de 1992, cuando el joven teniente coronel lideró un fallido golpe de Estado. Tras renunciar a la carrera militar y pasar dos años en la cárcel, Chávez asumió la presidencia en 1999 y su figura transformó por completo el rostro de la política venezolana y la dinámica de las relaciones latinoamericanas.


 Montado sobre una ola de popularidad sin precedentes y promoviéndose como el líder que cambiaría el clásico sistema bipartidista que había gobernado al país desde la llegada de la democracia en 1958, su estilo desenfadado y directo tenía poco que ver con el perfil más tradicional de sus antecesores. Son pocos los mandatarios que han cantado en sus alocuciones radiales y televisivas o en actos oficiales como lo hizo Chávez. Pocos han sido tan provocadores como fue él, tanto en relación al empresariado y la clase alta del país como hacia los adversarios ideológicos externos, empezando por el expresidente de Estados Unidos, George W. Bush, a quien llegó a llamar "el diablo" en plena sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas. Y ningún presidente venezolano reciente llegó a tener un perfil internacional tan alto, que fue más allá de los límites de la región latinoamericana hasta alcanzar lugares recónditos del mundo, en los que su discurso antiimperialista provocó lo mismo que había causado en Venezuela, adeptos y detractores sin puntos medios a la vista. "Salir del laberinto" Hugo Chávez nació el 28 de julio de 1954 en la región llanera venezolana de Sabaneta de Barinas. 
Sus padres eran maestros de escuela. Para Chávez no hubo cabida en Venezuela para otro proyecto que no fuese la revolución bolivariana. Pocos lo recuerdan, pero las primeras actividades públicas por las que dio que hablar fueron deportivas y culturales: fue campeón de béisbol en la liga infantil Criollitos de Venezuela en 1969, y autor de varios cuentos y obras de teatro. Saltó a la palestra política en 1992, luego de un fallido intento de golpe de Estado en contra del gobierno del entonces presidente Carlos Andrés Pérez, impopular por su plan de reformas económicas que implicaban ajustes que impactaban especialmente a los más pobres. Esta acción acabó llevándolo a la cárcel, desde donde participó en la redacción de la propuesta "Cómo salir del laberinto".

 En 1994, fue indultado por el presidente Rafael Caldera y se metió de lleno a la política. Creó el Movimiento V República, con el que llegó a la Presidencia, desde donde inició una serie de procesos que terminaron con la redacción de una nueva Constitución. En el poder, Chávez prometió políticas sociales "revolucionarias" y constantemente atacó a los empresarios por ser "oligarcas predadores" que servían -en su opinión- como sirvientes corruptos del capital internacional.

 El gobierno de Chávez puso en marcha una serie de programas conocidos como "misiones", que proveen educación y servicios de salud para todos los habitantes. Sin embargo, la pobreza crónica y el desempleo continuaron pese a los ingresos extraordinarios que generó el elevado precio del petróleo en sus años de gobierno. Su relación con la prensa tampoco fue fácil. Acusó a varios medios de comunicación de ser meros portavoces de la oposición, llegando incluso a decretar polémicas decisiones que terminaron con el canal de televisión RCTV y la red de radio Circuito Nacional Belfort, entre muchas otras. 

Al mismo tiempo, a Chávez se lo tildó de populista y autocrático, se le acusó de amenazar la libertad de prensa y de usar el aparato estatal a su gusto, persiguiendo a aquellos que no estaban de acuerdo con su revolución. Contra el Norte Era gran amigo de Fidel Castro. Desde su llegada al poder la relación con Estados Unidos pasó de cordialidad distante a confrontación abierta. Los primeros obstáculos de la relación se dieron con la visita que Chávez realizó a Irak antes de la invasión de Estados Unidos y su estrecha relación con el expresidente cubano Fidel Castro, enemigo jurado de Washington. 

La intensidad de las declaraciones cruzadas siguieron en aumento y alcanzaron su punto más alto cuando Chávez acusó al gobierno estadounidense de haber apoyado el golpe de Estado que lo sacó del poder durante unas horas en abril de 2002. Estados Unidos también resentía la influencia que Chávez tenía a lo largo y a lo ancho de América Latina, opinando sobre procesos electorales, apoyando abiertamente a candidatos presidenciales y firmando multimillonarios acuerdos de cooperación. Sus viajes al exterior y sus amistades internacionales -como con el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad- profundizaron el enfrentamiento entre Caracas y Washington. Varias veces dijo que su objetivo, para cumplir con su proyecto socialista, era gobernar hasta 2030, año en el que se cumplirán 200 años de la muerte de su máximo referente, Simón Bolívar. Le tocará a su sucesor continuar el camino hacia el "socialismo del siglo XXI". BBC

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