El asesinato a balazos de cuatro haitianos, incluido un niño, cuyos cadáveres fueron incinerados, constituye un acto de barbarie que la sociedad dominicana condena con la mayor vehemencia. El suceso acaeció en una zona boscosa del municipio fronterizo de Jimaní. Otro haitiano sobrevivió a una herida de bala en el abdomen. Las primeras versiones indican que elementos armados dispararon contra por lo menos 18 haitianos que tumbaban árboles y operaban un horno de carbón en la zona montañosa entre Jimaní y La Descubierta, matando a cuatro personas. Aunque la Policía ha dicho que ya tiene ubicados a los asesinos, se requiere que las autoridades actúen con prontitud en el esclarecimiento de este abominable crimen, a los fines de que los homicidas carguen con todo el peso de la ley. Las autoridades han descartado que entre los autores del múltiple asesinato figuren guardias forestales, policías o militares, por lo que se presume que los homicidas serían matones civiles que actuarían por encargo. La Policía y el Ministerio Público están compelidos, pues, a apresar y someter a la justicia cuanto antes a quienes perpetraron esta matanza que ha causado en la ciudadanía una mezcla de dolor e indignación.
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