Para el candidato a la Alcaldía del Distrito Nacional por el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Alfredo Pacheco, el haber dedicado la mayor parte de sus años a la política le cambió el rumbo a su vida, la cual desde temprana edad encaminó hacia el comercio. Hoy, pese a las facilidades de negocios que supone para muchos el ocupar un cargo público de importancia como los que le ha tocado desempeñar, el dirigente del PRD se queja de que, de no haber sido por la política, sería un próspero empresario. Y casi como un lamento que le sale del alma, exclama que "la política me ha tragado, me ha tragado la vida". Sin embargo, lo que se observa en este dirigente del PRD, tres veces diputado por el Distrito y una vez regidor, dista mucho del ahogo económico. Su oficina, en la torre Biltmore del exclusivo ensanche Piantini, o su holgada vivienda del sector "El Yaquito", de Cristo Rey, marcan un abismo entre el presente del político y el pasado que inició en una pobre barriada de Villa Juana, donde nació en enero del 1959. A esto se suma su fortuna que estima en la actualidad entre RD$10 millones y RD$15 millones y que al 2006, cuando presentó su última declaración jurada de bienes, ascendía a unos RD$6.7 millones en muebles e inmuebles, RD$5 millones más de los RD$1.6 millones que declaró en el 1999. Pero Pacheco recuerda su niñez como una época de estrechez y agradece a su padre, Monclús Pacheco, y a su madre, María Osoria, el inculcarle la idea y la necesidad de trabajar. "Llevé una vida de mucho esfuerzo y mucho trabajo, porque aunque mi familia no era paupérrima, éramos de clase media baja. Mi papá trabajaba y mi mamá, que desarrollaba actividades normales de ama de casa, siempre me decía que quería que, cuando yo creciera, me dedicara al trabajo". Algunos vecinos de la familia recuerdan que la señora Osoria hacía yaniqueques para ayudar con las magras finanzas del hogar. Sergio Soriano, de 67 años de edad, todavía suspira por las dotes culinarias de la madre de Pacheco. "Había que hacer turno para comer esos yaniqueques, porque eran tan ricos y tan buenos...", dice. Desde que tuvo ocho años, Pacheco debió acudir a un taller de mecánica, tarea que cumplía luego de terminar las horas de escuela y de dejar listas sus labores en la iglesia del sector, donde se desempeñaba como monaguillo. Justo en el seno de la Iglesia inició sus actividades comunitarias, que le dieron popularidad en el barrio y le valieron para que en el 1990 fuera electo a regidor por el Distrito Nacional. "Concomitantemente con la política, todo el que me conoce sabe que fui y he sido un emprendedor. Tuve una fábrica de desinfectantes y aunque no fui químico, casi me gradué de ingeniero industrial". Más recientemente se graduó de abogado en la Universidad de la Tercera Edad. Asegura que tuvo uno de los más grandes puestos de compra de botellas de cristal para el reciclaje de Cristo Rey, pero al igual que la fabricación de productos químicos, lo fue dejando porque la política no le permitía entregarse por entero a las actividades comerciales.
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