El sabor de la cerveza, sin ningún efecto a partir del alcohol en sí mismo, puede desencadenar la liberación de dopamina en el cerebro, que está asociada con la bebida y otras drogas, según investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Indiana, en Bloomington (Estados Unidos). Usando la tomografía por emisión de positrones (PET), los científicos analizaron.