Aunque condenó en forma enérgica los privilegios de que disfrutaba en la cárcel, el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez consideró que el recluso Rolando Florián Feliz fue objeto de un ajuste de cuentas por la forma criminal en que dijo fue ejecutado el sábado pasado en el centro de reclusión de Najayo. El también arzobispo metropolitano de Santo Domingo calificó como un fusilamiento su muerte a causa de ocho disparos y pidió a la comisión encargada de investigar el suceso profundizar las investigaciones porque no se justifica que un recluso sea muerto en esas circunstancias. Florián Feliz, preso desde hacía más de 14 años de una condena de 20 por narcotráfico, fue muerto tras agredir con un cuchillo al capitán Lino de Oca Jiménez, quien alega que el recluso se molestó porque le pidió que permitiera la salida de su celda de dos mujeres con la que compartía desde hacía varias horas. "Para eso es una comisión de investigación. Tienen que llegar al fondo del problema. Cómo una persona encarcelada, prescindiendo de su condición, se le fusila de esa manera”, dijo el prelado para a seguidas agregar que no entendía la situación.
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