Las mujeres de José Figueroa Agosto

Todo comenzó con Sobeida, así, solo con su primer nombre, como decir “Madonna”, o “Vickiana”, sin necesidad de aclaración. Su atractivo físico hizo que el morbo colectivo la convirtiera en pieza de vitrina. “Sobe” dejó de ser una más del expediente: su sudadera rosada, su lacia melena azabache de novela colombiana...las conjeturas sobre su conducta sexual, los rumores sobre piruetas y videos pornográficos exaltaron la imaginación y distrajeron por un tiempo del tema principal: los 4.6 millones de dólares, sus propiedades injustificadas, el poder de la red de José Figueroa Agosto. Lo que se presume fue su fuga (algunos han calificado de secuestro su desaparición) la convirtió en mito. Hemos visto sus tatuajes más íntimos, se ha hecho un docu-reportaje y hasta sus estrías han sido noticia. La hoguera de rumores se calentó con la aparición en escena de Mary Peláez. Una vez más otra mujer del expediente Figueroa Agosto ha visto su vida, o lo que se especula es su vida íntima, de boca en boca. Mary + Sobeida ha sido una fórmula de bestseller: se ha hablado de orgías, de relaciones lésbicas, de amantes con placa oficial y del fogoso narcotraficante que, de seguir creciendo la lista de sus amantes (no olvidemos a “Sobeidita”, la prima aspirante a la fama y amores de “la original”), pronto tendrá su propio sitial en el altar del machismo dominicano. Ahora aparece Leavy Yadira Nin Batista “la concubina”. De momento, sus habilidades para obtener documentos falsos y su salida del país han llamado más la atención que sus capacidades amatorias y su participación en el lecho del narcotraficante. A mí me sigue pareciendo curioso por qué son ellas las expuestas, las desnudadas -literalmente o no-. Por qué esa diferencia en el tratamiento de sus protagonismos. Lo dejo para que pensemos.