Mi apreciada “Sobe” también es culpable de las payasadas de esos “servidores de la patria”. “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venasha sido inyectado el veneno del miedo...del miedo al cambio” *Octavio Paz (1914-1998) Poeta y ensayista mexicano.
Sobeida o “Sobe” para quienes le hemos tomado cariño, después de todo lo que ha pasado, se merece un descanso adecuado en las lejanas (o cercanas) playas donde debe estar ubicada, quizás pudiera la prestigiosa dama bancaria indultada y curada darle unas cuantas recomendaciones de spa o de relajamiento anti stress, pues resulta que todo Duarteland, el circo en que vivimos que siempre les menciono a mis lectores, culpa a “Sobe” de ser la responsable de todos los males habidos y por haber. Que si subió la gasolina, eso fue por Sobeida, que si estaba en nomina de la secretaría administrativa uno de los implicados en el caso, eso fue por ella, que si no se acaban los apagones, Sobe tiene el interruptor para prender las plantas, que si era o no el Sr. Septiembre, perdón Agosto, el de la llamada a la emisora de radio, eso fue ella que le prestó un celular prepagado de esos desechables, que le regalo el último de sus supuestos íntimos, que hasta esa calumnia le inventan a la “Sobe”. Yo creo que es un abuso de infrahumanidad, es decir de humanidad menos que humana, palabra dominguera de esas a las que estamos acostumbrados a oír a funcionarios de pose seria y sobria, cuando con firmeza expresan sus clásicos, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga y se profundizaran las investigaciones o mejor dicho las tantas reuniones, ah se me olvidaba, mi apreciada “Sobe” también es culpable de las payasadas de esos “servidores de la patria”. La verdad es que temo mucho por la vida de Sobeida, Sobe de cariño, mi heroína tropical del siglo XXI, mártir del último acto del circo, sobre todo por la recompensa del millón de pesos, que a cualquiera que no sea parte de la fiesta de los propietarios de la gran carpa, le resultara buena cantidad para arriesgar su cabeza y delatarla. Obvio, injustamente, ella no es a quien deben buscar, a quien se debe condenar, Sobe no debe ser perseguida, acosada, no debe ser violada su intimidad, debemos proteger su refugio de la fila de buitres que la persigue, que la quiere secuestrar, apresar, maltratar, a ti no Sobe, tu no, tu eres una santa. Si ya se, al llegar a este párrafo, cualquier de mis lectores pensara que estoy delirando, algunos me recetaran medicamentos, otros tratamiento y terapia, creo que necesito ambas urgente o una dosis de sinvergüencería mayor a la que ya tengo, a ver si en esta sociedad de mascaras, de farsa, de hipocresía, de burlones peores que yo, en esta comunidad de autómatas, zombies del todo acepto y del nada importa, corrompida en metástasis y en fase terminal, viene un rayo y parte a todos los culpables en el mismo sitio, el mismo día, a la misma hora, claro a ti no Sobe, a ti no, tú no eres culpable, tu eres una santa…Oooh Duarteland!, cuantos abusan de tu nombre…
Sobeida o “Sobe” para quienes le hemos tomado cariño, después de todo lo que ha pasado, se merece un descanso adecuado en las lejanas (o cercanas) playas donde debe estar ubicada, quizás pudiera la prestigiosa dama bancaria indultada y curada darle unas cuantas recomendaciones de spa o de relajamiento anti stress, pues resulta que todo Duarteland, el circo en que vivimos que siempre les menciono a mis lectores, culpa a “Sobe” de ser la responsable de todos los males habidos y por haber. Que si subió la gasolina, eso fue por Sobeida, que si estaba en nomina de la secretaría administrativa uno de los implicados en el caso, eso fue por ella, que si no se acaban los apagones, Sobe tiene el interruptor para prender las plantas, que si era o no el Sr. Septiembre, perdón Agosto, el de la llamada a la emisora de radio, eso fue ella que le prestó un celular prepagado de esos desechables, que le regalo el último de sus supuestos íntimos, que hasta esa calumnia le inventan a la “Sobe”. Yo creo que es un abuso de infrahumanidad, es decir de humanidad menos que humana, palabra dominguera de esas a las que estamos acostumbrados a oír a funcionarios de pose seria y sobria, cuando con firmeza expresan sus clásicos, hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga y se profundizaran las investigaciones o mejor dicho las tantas reuniones, ah se me olvidaba, mi apreciada “Sobe” también es culpable de las payasadas de esos “servidores de la patria”. La verdad es que temo mucho por la vida de Sobeida, Sobe de cariño, mi heroína tropical del siglo XXI, mártir del último acto del circo, sobre todo por la recompensa del millón de pesos, que a cualquiera que no sea parte de la fiesta de los propietarios de la gran carpa, le resultara buena cantidad para arriesgar su cabeza y delatarla. Obvio, injustamente, ella no es a quien deben buscar, a quien se debe condenar, Sobe no debe ser perseguida, acosada, no debe ser violada su intimidad, debemos proteger su refugio de la fila de buitres que la persigue, que la quiere secuestrar, apresar, maltratar, a ti no Sobe, tu no, tu eres una santa. Si ya se, al llegar a este párrafo, cualquier de mis lectores pensara que estoy delirando, algunos me recetaran medicamentos, otros tratamiento y terapia, creo que necesito ambas urgente o una dosis de sinvergüencería mayor a la que ya tengo, a ver si en esta sociedad de mascaras, de farsa, de hipocresía, de burlones peores que yo, en esta comunidad de autómatas, zombies del todo acepto y del nada importa, corrompida en metástasis y en fase terminal, viene un rayo y parte a todos los culpables en el mismo sitio, el mismo día, a la misma hora, claro a ti no Sobe, a ti no, tú no eres culpable, tu eres una santa…Oooh Duarteland!, cuantos abusan de tu nombre…
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