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Barack Obama, un año después

Cuando Barack Obama juramentó a la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero del 2008, más de un millón de personas se aglomeraron bajo un intenso frío alrededor del Capitolio para presenciar y festejar un momento histórico para el país. El número récord de ciudadanos celebraba la inauguración del primer presidente negro en un país con una violenta historia de racismo, y para millones su llegada a Washington marcaba el comienzo de una nueva era de optimismo, cambio social y progreso. Pero para muchos otros, en algunos casos por las mismas razones, la ocasión no era feliz.Y, en el caso de una minoría, el rechazo se traduce en feroces ataques a sus propuestas, sus órdenes ejecutivas, e incluso amenazas contra su persona y su familia.

Partidista y populista

Tradicionalmente, el partido que está fuera del poder se dedica a criticar todo lo que hace el presidente y a bloquear sus iniciativas en el Congreso con la intención de recuperar votos para la siguiente ronda electoral. Hasta el presidente más popular tiene que acoplarse a la maquinaria partidista de Washington, incluso a veces a las rabietas de su propio partido. No hemos visto una polarización política tan intensa en más de un siglo. Sin embargo, la ferocidad de la oposición republicana contra Obama ha sorprendido y desilusionado al joven presidente, quien hizo campaña con el lema de dejar a un lado las divisiones políticas y trabajar juntos, estima William Galston, del centro de estudios de gobierno del Brookings Institute.

Usted ¿qué opina?: ¿es la oposición a Obama racional o desesperada?

"No hemos visto una polarización política tan intensa en más de un siglo. Es impresionante. Ni un sólo voto republicano a favor del paquete de estímulo económico en la cámara, y ni un sólo voto en el Senado a favor del plan de salud", apunta. Según Galston, quien fuera consejero del presidente Bill Clinton, la oposición a Obama tiene dos variantes específicas: la partidista encabezada por el partido republicano, y la populista, que va desde los vistosos "tea baggers" hasta los comentaristas de ultraderecha como el locutor Rush Limbaugh.

Presidente "mentiroso"

Tal vez el ejemplo más claro de esta polarización fue el grito de "mentiroso", lanzado al presidente durante un discurso al Congreso por el legislador republicano Joe Wilson de Carolina del Sur. Aunque llamar mentiroso a un político no tiene nada de inusual, gritarle directamente al presidente en un evento oficial sí lo es... tanto que generó el rechazo de ambos partidos y Wilson tuvo que pedir disculpas. No sólo el presidente ha sido blanco de ataques: su esposa aparece como un mono en el buscador de Google. Pero en otras arenas, todo está permitido y Obama ha sido acusado de ser fascista, socialista, imperialista, nazi, racista y musulmán a la vez. Estas afirmaciones son "increíbles e incompatibles", señala Galston, quien explica que la intención de estas manifestaciones es pintar a Obama como un extremista. Las protestas, que no son muy concurridas pero que generan mucha prensa, son organizadas por los llamados tea baggers, porque su símbolo son las bolsas de té. Este símbolo hace referencia a una de las primeras acciones durante la guerra de independencia de Estados Unidos, en que los patriotas vaciaron un cargamento de té para protestar la imposición de impuestos de la realeza inglesa. Además de la ferocidad de los ataques, Galston subraya que a Obama se llegó a cuestionar no sólo como ciudadano sino también como presidente. Durante semanas las pantallas de televisión y los foros de internet no dejaban de mostrar a los integrantes de un grupo que "juraba" que Obama no había nacido en Estados Unidos y que su certificado de nacimiento era falso. "Una de las características de estos grupos, son los ataques a su legitimidad personal. Detrás de la controversia ridícula sobre su certificado de nacimiento está el sentimiento de que Obama no es un 'verdadero' estadounidense por su origen inusual", señaló Galston.

Los peligros del extremismo

Uno de los principales frentes de contienda ha sido la reforma a la Salud; los republicanos la boicotearon. El origen racial de Obama, de padre africano y madre blanca, ha generado su propia dinámica entre quienes no lo aceptan como presidente. Obama no sólo ha sido acusado de ser racista, si no que a su vez los grupos racistas lo odian por ser de "otra raza". "Cuando el comentarista de Fox News, Glen Beck acusó al presidente de 'odiar a los blancos', evocaba ciertos sentimientos en un país donde todavía existe el racismo", afirma Galston.

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