Todas las ayudas para desarrollo son bienvenidas. Imposible torcer el gesto ante fondos que vienen de España, de la Unión Europea, de Estados Unidos, iglesias y ONG de todo el mundo. Unos proyectos son cruciales y tienen impacto, transforman vidas; otros son esfuerzo y dinero perdidos por falta de continuidad. El caso es que ahora la Comunidad de Madrid va a destinar 90,000 euros para reparar viviendas en Guerra y entre otras cosas... construir letrinas, puntualiza la información servida por agencias. !Letrinas! ¿Realmente el país está como para recibir ayuda internacional para construir letrinas? ¿Tan lejos estamos de ser lo que vendemos que somos? Aceptamos las ayudas internacionales con alegría y agradecimiento, pero quizá convendría exigir a los políticos y administradores un poco de dignidad, que se cuestionen estas situaciones. Si todavía estamos en la lista de países que necesitan ayuda internacional para levantar letrinas... mal pronóstico. El subdesarrollo que nos hace tan agradecidos receptores de la buena voluntad mundial es producto de la corrupción, de la falta de institucionalidad, de la refinada incompetencia de los administradores públicos de muchos gobiernos. Y por encima de todo, del clientelismo político que ha impedido el desarrollo de una cultura democrática en la que se pueda pedir responsabilidades a los cargos públicos porque no hay impunidad. Si de Madrid tienen que venir a construir letrinas... alguien debería renunciar.
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