SPRINGFIELD, Massachusetts, EE.UU. -- Michael Jordan, considerado generalmente como el mejor basquetbolista de todos los tiempos, ocupó el viernes su lugar junto a las demás grandes figuras de este deporte en Estados Unidos. Y no se olvidó de todos los que lo motivaron para alcanzar esta consagración. Al ingresar al Salón de la Fama del basquetbol, Jordan recibió el último homenaje que faltaba luego de todos los anillos de campeonato y trofeos de jugador más valioso que recolectó en su carrera. Desde el entrenador de secundaria que lo dejó fuera al último jugador que enfrentó en la NBA, Jordan recordó a todos los que hicieron algo para sacar a relucir ese instinto competitivo que lo llevó a la cima del basquetbol. "Haría cualquier cosa para ganar", dijo. Jordan entra este año al Salón de la Fama como parte de un grupo distinguido de ingresos, que incluye a David Robinson y John Stockton, compañeros del astro en el "Dream Team" de 1992, y los entrenadores Jerry Sloan y C. Vivian Stringer. "Todo empezó con esa pequeña pelota. Creo que si nos hubieran arrebatado eso, estoy seguro de que hubiéramos tenido una vida difícil, porque así de importante era el juego para nosotros", dijo Jordan en una conferencia de prensa matinal junto a los demás ingresos y destacó que el homenaje no era sólo para él. "Es un verdadero placer para mí formar parte de esto, y contrario a lo que piensan, no soy sólo yo el que entra al Salón de la Fama, somos un grupo", agregó Jordan. "Estoy contento de formar parte de ese grupo, y créanme, los voy a recordar tanto como ellos me recordarán a mi". Aún así, ninguno en el grupo se compara con Jordan - quizás nadie pueda compararse nunca - después de que el jugador llevara a los Bulls de Chicago a seis campeonatos de la NBA mientras es considerado como el mejor basquetbolista en la historia.
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