El concierto Paz sin fronteras ha logrado reunir a más de un millón de personas en la histórica Plaza de la Revolución. Ni el mismísimo Fidel, figura mayor de la historia cubana y de toda la humanidad, logró nunca aglutinar a tan elevado número de gente en el emblemático lugar. Tampoco el Papa Juan Pablo II, en su peregrinaje del siglo pasado convocó a tal volumen de personas. El mar humano que atiborró el centro de La Habana para disfrutar el concierto ha demostrado que el amor tiene mayor calibre que el rencor. Así ha sido siempre. Ganó la paz. Triunfó la música y más que eso, ganó el pueblo de Cuba, cuyo apoyo a esta actividad demostró que se trata de un país ávido de entretención. De abrazarse y absorber otras culturas y dar de la suya. Ojalá que eso sea entendido plenamente por el régimen cubano y comience a abrir compuertas de hermandad. Obama -que en realidad admira el proceso de la revolución aunque no lo puede decir en voz alta porque lo matan- tuvo palabras de elogio para esta actividad. ¿Y quién no? Bueno, los recalcitrantes cubanos de Miami y también los que están diseminados por otros lares, son los únicos que siguen anclados en la trasnochada creencia de que el tiempo se paralizó el mismo día en que salieron de la Isla. Que ya Cuba no existe más. Mentira sobre todas. Hay un país activo, en movimiento. Paz sin fronteras, visto por cientos de millones tanto por TV como por Internet (el gigante Yahoo transmitió totalmente en vivo el concierto a sus más de 500 millones de usuarios), así como CNN, FOX, CBS y las principales cadenas en Estados Unidos, vinieron a probarnos a todos, sin necesidad de viajar a La Habana, que el corazón de los cubanos está hoy más grande que nunca. **NUESTRA UNICA QUERELLA** Ni Sergio Vargas, Joe Veras, ni ninguno de los artistas dominicanos que se ofrecieron voluntariamente a acompañar a Juanes fueron tomados en cuenta. Realmente no hubo ningún criollo en esta actividad. Eso no estuvo bien, porque si hay dos países con total afinidad cultural esos son Cuba y República Dominicana. Por todas las razones del mundo. De ahí que nos lució de mal gusto -y quizás es la única queja en relación con el concierto- el que suplantaran a los merengueros dominicanos con Olga Tañón. Olga es brillante, pero no representa auténticamente al merengue, salvo que ya oficialmente se de por descontado que los boricuas nos arrebataron ese género que tiene ¿o tenía? estampa dominicana.
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