Por Domingo Caba
La Asamblea Nacional Revisora ratificó el pasado jueves, el artículo 30 del proyecto de reforma constitucional que establece el derecho a la vida desde la concepción hasta la muerte natural. A favor del proyecto sin modificación, o como había sido aprobado en primera lectura, votaron ciento veintiocho legisladores y treinta y cuatro en contra. De los que votaron favorablemente, unos pocos lo hicieron por convicción y la mayoría por presión de la Iglesia o por temor a ser sancionados en las urnas, en las elecciones congresionales que se llevarán a cabo el próximo año.Con la aprobación del controversial artículo triunfó no sólo la Iglesia, sino también el atraso, el retroceso, el oscurantismo, teocentrismo, el aldeanismo y el medievalismo. Y, sobre todo, triunfó una vez más su Eminencia Reverendísima, Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, así como los sacerdotes que en homilías exhortaron a sus feligreses a votar en las elecciones del 2010 contra los legisladores que apoyan la legalización del aborto terapéutico.El Cardenal está de fiesta. La Iglesia está de fiesta. Los legisladores que aprobaron el famoso artículo también están de fiesta y pueden dormir tranquilos. Sus votos ya no corren peligro. El cardenal demostró una vez más el mega poder que posee en nuestro país, y el miedo que inspira en los predios del Congreso Nacional.Ojalá que un mal día a tan ilustre prelado no se le ocurra proponerles a nuestros "flamantes" y "beneméritos" legisladores cambiarle el nombre a la capital de la República Dominicana. Si eso sucede, seguros estamos que el proyecto que se elabore para tal fin de inmediato será aprobado en primera lectura.
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