 |
| Padre Pablo Mella, sacerdote jesuita. |
Fieles de todas partes del mundo utilizan este tiempo para recordar la pasión, muerte y resurrección del personaje central del cristianismo: Jesús de Nazaret, pero la comercialización de lugares vacacionales, el consumo de alcohol y los excesos, parecen estar muy distantes del sentido original de la celebración de la Semana Santa
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Oración, ayuno y abstinencia, tres palabras que pueden escucharse durante toda la conmemoración de la Cuaresma, periodo de recogimiento para los cristianos y que da inicio a la celebración más solemne de la cristiandad: la Semana Santa.
Fieles de todas partes del mundo utilizan este tiempo para recordar la pasión, muerte y resurrección del personaje central del cristianismo: Jesús de Nazaret.
De igual forma, otras palabras como Sol, mar y arena, pueden escucharse a lo largo y ancho del territorio nacional, dichas por personas que usan los días asueto, como un tiempo para escapar de las obligaciones laborales y escolares, y refugiarse en lugares de diversión y esparcimiento familiar.
Sin embargo, la comercialización de lugares vacacionales, el consumo de alcohol y los excesos, parecen estar muy distantes del sentido original de la celebración de la Semana Santa: sacrificio personal y reflexión, llamados que parecen quedar, año tras año, en el olvido.
“Mi posición es que la Semana Santa se declare laborable y que se haga otra semana que, como católico, prefiero que se realice dos semanas después de Semana Santa, que se puede llamar 'Semana de la Primavera', para que se disocie de la bacanal que hay ahora”, asegura Pablo Mella, sacerdote jesuita del Centro Bonó, quien lamenta que en medio de la solemnidad de la celebración cristiana, se realicen excesos que, en algunos casos, han causado daños y puesto en riesgo las vidas de personas.
“Me duele mucho que el Viernes Santo, que es una fiesta en la que se recuerda a Jesús, sea el día en que en República Dominicana se bebe más y que tenemos personas que mueren por intoxicación de alcohol. Es absurdo. Como católico practicante, no me hace mucha gracia”.
Según el clérigo, con el transcurrir del tiempo, la celebración de Semana Santa ha ido sufriendo grandes modificaciones a nivel social. Este antes y después cultural en torno a la conmemoración de la Semana Mayor, corresponde al control ejercido por la iglesia, por lo que la vida social estaba pautada por los ritmos de la iglesia, lo que en la actualidad ha disminuido”, afirma Pablo Mella, sacerdote jesuita del Centro Bonó.
Dicha influencia religiosa, especialmente en sociedades en las que el catolicismo gozaba con un grannúmero de fieles, ha disminuido, en gran parte debido al crecimiento de religiones como la protestante, así como el incremento de personas no creyentes.
Esta ampliación de la principal celebración cristiana-católica, surge de la conmemoración hechas por las primeras comunidades cristianas del siglo primero, las cuales celebraban el domingo como un día especial, por ser el día de resurrección de Jesús de Nazaret.
El padre Mella, explica que debido a la raíz del mundo judío que posee el cristianismo, se dio gran importancia al domingo de pascua, en la que se conmemora la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, extendiéndose la celebración en torno a ese domingo a los tres días previos al a la pascua (Triduo Pascual), y posteriormente a una semana.
Asimismo, el sacerdote Pablo Mella, explica la necesidad de entender a las personas que utilizan este espacio para vacacionar, en lugar de condenarlas, sin embargo, reitera la obligación de respetar las fiestas, retomando simbologías casi olvidadas, como el ayuno, la limosna y la oración, prácticas realizadas para mejorar como persona y cultivar el espíritu, recordando en todo momento, la importancia de mantener la calma y reconectarse con los principales valores que brinda la Semana Mayor. ACENTO
