La policía mexicana detuvo en el estado de Hidalgo a Javier Covarrubias, un mexicano de 20 años que está acusado de entregar a sus dos hijos a una mujer para pagar una deuda de más de US$1.900. La Policía mexicana descubrió que el padre fingió el secuestro de sus hijos. Tras vender a los niños, el padre aseguró a varios medios de comunicación que lo habían atacado y herido en el céntrico barrio de Tepito, en Ciudad de México, para secuestrarle a los pequeños. Covarrubias denunció la desaparición de sus hijos el 18 de mayo, por lo que la policía inició una investigación en la que descubrieron que el hombre nunca pasó por las calles en las que dijo que le habían quitado a sus hijos y que las supuestas heridas que le causaron los secuestradores se las había causado él mismo. El periodista de la BBC James Read explicó que después de que Covarrubias denunciase el caso en los medios, los residentes de Tepito bloquearon carreteras y se enfrentaron con la policía en una protesta para exigir mayor seguridad. "Pero a medida que los detectives investigaban el caso, surgió una historia diferente", explicó Read. Finalmente, el padre confesó que entregó sus hijos a una mujer con la que tenía una deuda por lo que decidió dar a sus hijos "a manera de finiquito" y dijo que inventó la versión del secuestro para que su mujer no le descubriese. Por el momento, se desconoce el paradero de los menores y la policía sigue buscando a los niños.
Millones
Según sostienen los expertos, no se trata de un hecho aislado. Hace poco el caso de una mujer boliviana que vendió a su bebé recién nacida por US$140 tuvo una gran repercusión tanto en la prensa regional como internacional. En esa ocasión la organización no gubernamental Save the Children le dijo a BBC Mundo que 1,2 millones de niños son traficados cada año. Esa cifra tiende a crecer, según la ONG, ya que se trata de un delito de bajo riesgo y grandes ganancias, con beneficios anuales de unos US$32.000 millones. Kate Redman, de Save the Children, sostiene que "además, se trata de un problema de educación porque en algunos países el tráfico de menores es aceptado socialmente y raramente penalizado". En muchos casos, añade, los menores son vendidos o entregados a otras personas por sus los propios padres pensando que de esa forma tendrán un mejor futuro.
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