Por Colombo
Cuidado. Mucho cuidado con denunciar que la República Dominicana es un paraíso del lavado; que avanzamos rápidamente hacia la condición de narco-estado; que la corrupción ya no se detiene en la puerta de ningún despacho; que la negación de la nacionalidad a los descendientes de haitianos atenta contra uno de los más elementales derechos humano; que el método solucionador por excelencia en los más retadores casos policiales es el intercambio de disparos; que nuestros gobiernos han sido incapaces de resolver cosas tan elementales como la recogida de basura o sancionar a cualquier fulano que se mée en la calle; o que, en el colmo de las cosas que nos suceden, la navegación aérea corre graves riesgos porque las torres están fuera de control, o más bien son controladas por la delincuencia mejor organizada. Niega todo eso. Súmate al cretinismo patrio y dí que nada de eso es cierto. Silencio. Calla. No te arriesgues a agregarte a la lista de los malos dominicanos que, según el cretinismo institucionalizado, atentan contra la buena imagen de esta patria del carajo.
Cuidado. Mucho cuidado con denunciar que la República Dominicana es un paraíso del lavado; que avanzamos rápidamente hacia la condición de narco-estado; que la corrupción ya no se detiene en la puerta de ningún despacho; que la negación de la nacionalidad a los descendientes de haitianos atenta contra uno de los más elementales derechos humano; que el método solucionador por excelencia en los más retadores casos policiales es el intercambio de disparos; que nuestros gobiernos han sido incapaces de resolver cosas tan elementales como la recogida de basura o sancionar a cualquier fulano que se mée en la calle; o que, en el colmo de las cosas que nos suceden, la navegación aérea corre graves riesgos porque las torres están fuera de control, o más bien son controladas por la delincuencia mejor organizada. Niega todo eso. Súmate al cretinismo patrio y dí que nada de eso es cierto. Silencio. Calla. No te arriesgues a agregarte a la lista de los malos dominicanos que, según el cretinismo institucionalizado, atentan contra la buena imagen de esta patria del carajo.
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