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Leonel: tres vías a la continuidad


POR JUAN BOLIVAR DIAZ*

Las apuestas están abiertas y la generalidad de los analistas coincide en que el presidente Leonel Fernández intentará continuar en el poder más allá del 2012, pero hay quienes confían en que su extraordinario talento político y su ponderación le impedirán transitar un camino conflictivo y peligroso. El mandatario tendría tres vías a seguir si la adicción del poder y los intereses creados lo inducen al continuismo: una nueva modificación de la Constitución, una reinterpretación de la misma apelando al Tribunal Constitucional pendiente de constituirse, y convocar el referendo instituido en la nueva Carta Magna. Una apuesta nacional. Ya hay muchos dispuestos a apostar a que el presidente Leonel Fernández no resistirá la tentación histórica dominicana del continuismo en el poder tras la barrida electoral que consiguió en los recientes comicios apelando a todo el poder del Estado. La generalidad de los analistas, políticos y observadores consultados coincide en que todos los pasos del mandatario, inspirados en el pragmatismo político de Joaquín Balaguer, parecen encaminados a establecer como aquel un dominio político de largo alcance, pero algunos confían que el talento político y la ponderación que lo caracteriza, le desaconsejarán intentar una reelección en el 2012. Los que apuestan a que Fernández intentará seguir en el poder más allá de su actual mandato, se apoyan en la tradición nacional, desde Pedro Santana, Buenaventura Báez y Ulises Hereaux (Lilís) en el siglo 19, Horacio Vásquez, Rafael Trujillo y Joaquín Balaguer en el 20, más el intento fallido de Hipólito Mejía al comenzar el siglo 21. La irrupción de Fernández con todo su gobierno en la reciente campaña electoral y su proclama del 8 de abril en Colombia de que a un presidente con gran apoyo popular (se refería a Alvaro Uribe) no se le debería impedir aspirar a un tercer período consecutivo, han afirmado la convicción de que no está resignado a dejar el poder dentro de dos años. Los que dudan argumentan que al líder peledeísta le resultaría muy difícil justificar una repostulación cuando acaba de entrar en vigencia su Constitución, la que prohíbe la reelección consecutiva. Estiman que Fernández puede tomar “un descanso” para volver cuatro años después tras concentrar el poder del Estado, con su aplastante mayoría en el Congreso, lo que le da posibilidad de controlar también, ahora por seis años, el Consejo de la Magistratura, la Suprema Corte de Justicia, la Cámara de Cuentas, la Junta Central Electoral y los nuevos tribunales de garantías constitucionales y electoral.

Tocan los tambores

Ya hace rato que están tocando los tambores que convocan al continuismo. En la reciente campaña electoral y a menos de 100 días de la nueva Constitución que prohíbe la reelección, Marino Vinicio Castillo, aliado, abogado e inspirador de Fernández planteó la pertinencia del continuismo. La primera ofensiva ha partido de los aliados políticos del presidente, en particular los provenientes del reformismo balaguerista. En un comunicado publicada el 26 de mayo el Partido Popular Reformista proclamó a Fernández “gran triunfador nacional, coloso gladiador político, magno y noble vencedor y excelente conductor de pueblos”. Esta semana apareció el movimiento “2 más 4 Seguimos con Leonel”, encabezado por el ex reformista Miguel Sanz Jiminián. El 23 de Mayo en un artículo en HOY Levis Suriel estimó que el reciente resultado electoral declara “la urgencia de que iniciemos ya, temprano, el trabajo de mantener el progreso de nuestra República Dominicana más allá del 2012”. Otro ex reformista, el recién electo diputado por el Partido Revolucionario Dominicano Víctor Gómez Casanova, está en la acera del frente y denunció el fin de semana pasado que ya se iniciaron los tanteos a diputados perredeístas y reformistas con miras a una nueva reforma constitucional para abrir paso al continuismo. Y fue específico atribuyéndolo a dos de los más íntimos colaboradores del presidente quienes han manejado gran proporción de las obras de los gobiernos leonelistas, Diandino Peña y Félix Bautista. Por otra parte dirigentes del PLD y aspirantes a su próxima candidatura presidencial, ya han comenzado a condicionar su lanzamiento definitivo a que el presidente decida no repostularse, mientras otros consideran que “no es tiempo de discutir ese tema” como si la reelección estuviera permitida.

Los dilemas de Leonel

Acontecimientos como la presencia de cientos de mujeres ante la residencia del presidente Fernández para buscar regalos el pasado domingo en el día de las madres, reeditando las degradantes prácticas clientelistas balagueristas, reafirman la convicción de que el mandatario puede estar pensando cualquier cosa menos retirarse del poder. El primer dilema sería si toma el descanso en el 2012, teniendo todas las posibilidades de regresar, o si se lanza de nuevo, con riesgos al interior de su partido y a nivel nacional. El otro dilema es si hacerlo de inmediato o esperar lo más próximo a la elección. Fernández tiene tres caminos para intentar la reelección: apelar al referendo que instituye su Constitución, pedir una interpretación al Tribunal Constitucional que él mismo elegirá acorde con la nueva carta magna, o autorizar una nueva reforma para permitir la reelección consecutiva. Este último sería el más seguro si logra un amplio consenso en el PLD de que él es quien garantiza la continuidad en el, poder, convenciendo o neutralizando a los seguidores de Danilo Medina. El riesgo de crisis interna y hasta división es real, tomando en cuenta el arraigo de Medina en el partido morado y la proporción de legisladores que le son fieles. Si se va por la reforma constitucional, encontrará fuertes críticas por incoherente ante su propia y reciente Constitución y frente al pacto con Miguel Vargas Maldonado que la hizo posible. Despertará o promoverá incertidumbres institucionales y políticas. Con el control de ambas cámaras se garantiza aprobar la convocatoria de modificación, y para sancionarla sólo tendría que “convencer” a tres perredeístas si cuenta con los 137 votos de su partido y aliados en la Asamblea Revisora. Esa maniobra puede ser más viable antes del 16 de agosto, con los congresistas salientes, entre los cuales encontrarán decenas dispuestos a “dejarse convencer”. La reforma para autorizar la reelección de Hipólito Mejía se aprobó en agosto del 2002 con un congreso saliente. Así se intentó también en 1998, pero el presidente Fernández finalmente no sometió el proyecto al no tener seguridad de que pasaría. Entonces el PLD sólo tenía un senador y 14 diputados, y no habían podido “convencer” a todos los que necesitaban. El referendo implicaría buscarse el voto de más de la mitad del electorado nacional, que no deja de conllevar riesgos. La tercera vía, la interpretación de la nueva Constitución consistiría en aducir que ella implica “borrón y cuenta nueva” y por tanto sería a partir del 2016 que el presidente no podría repostularse. Como es muy discutible se corre el riesgo de un dictamen negativo como le acaba de ocurrir al presidente Uribe en Colombia.

La adicción al poder

Cualquiera que resulte presidente en el 2012, sea o no de su partido, tendría que negociar con Leonel Fernández sus iniciativas legislativas, con escasas posibilidades de desafiarlo sin crear una crisis institucional y política. Con la actual Constitución el eventual sucesor no se podría repostular en el 2016, lo que le dejaría abiertas las puertas al retorno del líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD). Sobre esas consideraciones y tomando en cuenta la frialdad y el talento político del presidente Fernández, cualquiera se adscribe a la apuesta contra el continuismo. Pero a Balaguer no le faltaba ni talento político ni frialdad y persistió en el continuismo casi hasta la muerte. Ahí entran en juego factores como la adicción al poder, que en la historia nacional ha inducido al continuismo en la jefatura del Estado, pasando por encima de todo compromiso programático o ideológico y hasta pisoteando la institucionalidad democrática, y los intereses creados, de los propios mandatarios, como de sus partidarios y especialmente del círculo íntimo beneficiarios de las canonjías, negocios y favores. Los riesgos de que venga otro y tome cuenta de escandalosos repartos del poder, “desconsiderando” al saliente, que el sucesor pueda montar una competencia al ya líder providencial, o que el partido quede en desventaja y pierda las elecciones, más el pragmatismo de que “el poder no se cede”, son también estimulantes del continuismo en la historia de la nación. En el caso específico del PLD, la circunstancia de que tiene un segundo líder importante, como Danilo Medina, con el que ya hay desencuentros y resentimientos derivados de la competencia por la candidatura presidencial del 2008, es otro elemento que incentiva la continuidad. Entran en juego los resentimientos personales y grupales y los consiguientes temores.

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