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Tamboril, cólera y contradicciones

Por Domingo Caba Ramos

Los dominicanos, desgraciadamente, parece que poco a poco debemos acostumbrarnos a las contradicciones que se producen entre funcionarios de diferentes organismos del Estado cada vez que ocurre un problema de orden público. Solo hay que recordar lo que sucedió recientemente cuando explotó el escándalo de los embutidos : mientras que la directora del Instituto Nacional de Protección de los Derechos del Consumidor (Pro Consumidor ) denunciaba las irregularidades que según una investigación se encontraron en veintidós fábricas de salamis, el titular de la Dirección General de Normas y Sistemas de Calidad (Digenor) rechazó los resultados de dicha investigación por entender que el procedimiento utilizado para su realización fue incorrecto.

La declaración de Pro Consumidor fue igualmente rebatida por el entonces ministro de Salud, Dr. Bautista Rojas Gómez, al sostener que “con la denuncia se ha hecho un grave daño a empresas que tienen efectivos controles de calidad y que se rigen por indicadores y estándares internacionales…”

Semejante disparidad de criterios ha ocurrido en el caso del brote de cólera que afecta al municipio de Tamboril. Mientras el Ministerio de Salud Pública atribuyó el problema al consumo de agua contaminada distribuida por la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN), técnicos de este organismo aclararon horas después que esa declaración no se corresponde con la realidad, por cuanto los análisis bacteriológicos realizados recientemente indican que el agua servida en el citado municipio es de óptima calidad.


El mismo Ministerio de Salud contradice su versión original cuando días después informa que la causa fundamental del resurgimiento del brote de cólera en comunidades de Tamboril se debe, no a la contaminación del agua, sino al manejo en la manipulación de esta dentro de los hogares.

Pero no solo en cuanto al origen del problema. El número de casos detectados ha generado las mismas contradicciones interdepartamentales. Mientras en nota publicada en el Listín Diario (20/8/2012) se informa que de 445 personas consultadas, se confirmó que 93 padecen de cólera, un día después, el mismo diario publicó que :

“De un total de 500 personas que han sido atendidas en el hospital municipal de Tamboril, en los últimos ocho días, con síntomas de cólera, solo tres dieron positivos a la enfermedad, informó ayer el viceministro de Salud Pública, José Rodríguez Aybar”

¿Quién ofreció la noticia que publicó el Listín donde se informa de los noventa y tres casos de cólera confirmados? La ofreció el Ministerio de Salud Pública.

¿Quién ofreció la noticia que posteriormente (21/8/2012) también publicó el Listín Diario donde se informa de la existencia de solo tres casos de cólera en Tamboril? También la ofreció el Ministerio de Salud Pública.

¿Es posible que un problema cuya solución o manejo debería partir de acciones coordinadas y criterios científicos genere tantas contradicciones entre las instituciones estatales que están llamadas a resolverlo? ¿A quién creerle?, ¿a CORAASAN o al Ministerio de Salud?

Quizás por esas contradicciones la raíz de la temible enfermedad no se eliminó en Tamboril la primera vez que brotó en esta laboriosa comunidad cibaeña, hace ya varios meses.

Mientras eso sucede, el pánico y la impotencia se respiran en un pueblo cuyos pobladores solo piensan en el momento en que tengan que salir urgentemente hacia un centro de salud, impulsados por los efectos de una mortal diarrea, y que por eso claman o exigen de las autoridades competentes la solución definitiva del mal que los afecta.

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