Cuando se hace balance de las quejas de los usuarios ante Derechos del Consumidor, aparecen interesantes historias. Como la de este panadero de Granada, que se quejó del servicio que contrató a una prostituta. Según informa el periódico Ideal, el panadero acudió a un club de alterne. En principio el precio del servicio le pareció bien, unos 160 euros. Pero cuando la prostituta acabó su trabajo el hombre no quedó satisfecho. Le parecía que no se había ganado esos 160 euros. Acudió al encargado del local para quejarse, pero no tuvo éxito. Así que no corto ni perezoso acudió al organismo donde se quejan los españoles cuando un servicio por el que han pagado no les ha parecido justo: a la Oficina de Consumo. Esta es una de las 267 reclamaciones que ha recibido la Junta de Arbitraje de la Diputación en los últimos seis meses en las que sus responsables han intentado una solución pactada sin tener que recurrir a cauces judiciales. En este caso no fue posible porque una de las partes -la mujer- no se presentó. La mayoría de las reclamaciones que se presentan ante la Junta de Arbitraje son más convencionales. Las facturas del agua, la luz y los teléfonos computan más del 75 por ciento de las quejas.
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