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El "yoísmo", una enfermedad en crecimiento


YO lo hice...YO lo propuse...YO lo pensé...YO...Mil veces YO, dos mil veces YO...YO, al infinito... YO, arriba; YO, abajo, YO, en medio; YO, alrededor de cada loma y sus llanos; YO, en el río; YO, en el mar; YO, en los manglares; YO, en el paisaje; YO, en las nubes; YO, en el cielo; YO, en el verano; YO, en el invierno; YO, en las praderas; YO, en la bodega; YO, en la esquina; YO, en la barbería; YO, en el banco; YO, en la vida; YO, en la muerte YO...YO...YO hasta en los montes pelados y en lo que aún no ha pasado...YO

Por Johan Rosario

El hombre actual, pendiente de su realización personal y aferrado a la búsqueda de su propia satisfacción, por lo regular solo basada en el ascenso material, ha comenzado a estar aquejado de un narcisismo patológico.

La premisa de quererse a uno mismo para poder amar plenamente a los demás ha dejado a un lado el altruismo basado en la experiencia para centrarse en el egoísmo más puro. Así, parecen existir hoy más adoradores del ego que en ningún otro momento de la historia.

La exaltación de la individualidad se les ha escapado a algunos de las manos hasta alcanzar niveles enfermizos. El espejo les devuelve la imagen que ellos creen representar, pero en realidad no se corresponde en absoluto con su persona. Piensan que el mundo gira a su alrededor y que pertenecen a una raza especial como el superhombre que Nietzsche defendía.

Yo es su palabra favorita y escuchar no se encuentra entre sus virtudes, a no ser que quien hable se refiera a sus increíbles y superiores cualidades.

Aparentan una inmensa alegría por ser tan perfectos y se consideran el centro de todas las miradas. Sin embargo, su seguridad tiene la consistencia de un flan, y para conservar un tan alto concepto, es indispensable que el resto de la humanidad les vea tan especiales como ellos pretenden.


Aunque las comparaciones son odiosas, los descendientes de Narciso las emplean a modo de evaluación continua, mientras la envidia asoma varias veces al día. Nunca se relacionan de igual a igual. En el terreno sentimental y sexual, su pareja les sirve para inflarse como globos.
Suelen practicar el picoteo amoroso sin fin, a pesar de que luzcan el anillo de casados. Su necesidad de reconocimiento es tan apremiante y difícil de saturar que les tortura la idea del triunfo del otro.

El poder es uno de sus fines, gracias a él pueden rodearse de lo que más ansían: aduladores. Claro, un narcisista nunca reconoce su dependencia de los demás. Su gran drama es que aunque vive en un plano irreal fabricado por sus fantasía, se siente terriblemente vacío.

No logra conectar con sus semejantes, ni tan siquiera con sus seres queridos. Huye de las emociones por temor a que le hieran, y al amor le cuesta instalarse en su corazón.

¿Quién es narcisista?La psiquiatría universal, según el médico especialista Franzel Delgado, detalla las siguientes características que definen a una persona como Yoísta:

• Se cree siempre por encima de los demás.
• Siempre está hablando de sí mismo, YO, YO y después...YO.
• Es vanidoso y hace de la mentira su modus vivendi.
• Tiene una gran necesidad de sentirse aprobado, admirado y respetado.
• No es capaz de situarse en el lugar de otros y compartir sus sentimientos.
• Piensa que debe sentirse querido por todos sin necesidad de corresponderles.
• Niega quién es y adora la imagen sobrevalorada que tiene de sí mismo.
• Envidia a los demás y cree que los demás lo envidian a él.
• Fantasea con el éxito, la admiración y el poder ilimitados.
• No tolera el fracaso. Es arrogante e intolerante.
• Exagera sus éxitos y se arroga mayores habilidades que los demás.
• Se siente ofendido con facilidad y reacciona con rabia cuando lo critican.
• Es manipulador: las personas son medios para lograr sus objetivos.

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