También sustrajeron una cámara de vídeo, un reloj y otras pertenencias del malogrado tamborileño
Tenía sobrada razón Vinicio en no quererse parar con los criminales que le ordenaron hacerlo. Encontró la muerte tratando de evitar un atraco. Lo que Vinicio no sabía era que el robo se consumaría incluso sobre su cadáver. Los mismos "policías Swat" que lo acribillaron a balazos, acabaron penetrando a la yipeta conducida por el querido tamborileño, de la cual sustrajeron US$2,000, una cámara de vídeo y un reloj chapado en oro. Eso denuncia la familia del occiso, y por su conocida honorabilidad tenemos que creerles. Los que no sirven son los policías, y la propia muerte de Vinicio así lo convalida. Los Germosén son gente buena y de alta reputación. Jamás merecían este golpe, que en realidad ha sido un golpe a todo el pueblo. El asalto, execrable en todo caso, quizás hubiese sido tolerado. Pero no se conformaron con el plan de robo. Tenían también que mancharse con la sangre de un hombre bueno. Es por ello que bajo ningún concepto se puede transigir con el vulgar asesinato de Vinicio. Es por ello, además, que hoy Tamboril arde en llamas. Y si no se presenta al o los delincuentes que cometieron este doble crimen, merced a los datos que nos llegan desde el Municipio, el cuartel será prendido en candela tan pronto como esta misma tarde. El pueblo reclama justicia como nunca antes contra quienes, guarecidos en el uniforme de policías, perpetraron tan vil crimen. Los atracadores de los que vanamente quiso huir Vinicio Germosén. *(Johan Rosario).-
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