Un equipo de ingenieros italianos lanzó el martes lo que se anuncia como la mayor prueba de vehículos robóticos: una odisea de 13.000 kilómetros (8.000 millas) entre Italia y China, no para repetir la ruta de Marco Polo, sino para poner a prueba los límites de la tecnología automotriz del futuro. Dos camionetas de color naranja brillante, equipadas con escáneres de laser y cámaras que actúan en concierto para detectar y evitar obstáculos, desafiarán el tránsito de Moscú, el calor del verano siberiano y el frío del desierto de Gobi antes de su llegada prevista a Shangai a fines de octubre. “Lo que intentamos hacer es forzar nuestros sistemas y ver si pueden trabajar en un ambiente real, con clima real, tránsito real y gente imprudente que se te cruza de pronto en el camino o vehículos que te cortan el paso”, explicó el director del proyecto Alberto Broggi
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