En un pueblo de Escocia, en el norte del Reino Unido, existen reglas básicas -pero inquebrantables- para vivir allí: los propietarios sólo pueden tener un perro y nada de niños. Estos requisitos para convertirse en residente de Firhall, en la región de Highlands, hizo que algunos medios locales describieran el sitio como el lugar "de los ogros que odian a los niños". Lo que el público general parece no entender es que no se trata de un odio a los niños, sino de cumplir con una serie de reglas que incluyen -o excluyen- otros seres vivientes. Por ejemplo, el que firme la escritura de una propiedad estará aceptando no tener patos, conejos, palomas y abejas; además de la restricción de la mascota y menores explicada anteriormente.
"Lejos de la realidad"
Los pequeños son bienvenidos en Firhall siempre y cuando estén de visita y no muy seguido. Tampoco "cualquier adulto" tiene derecho a vivir allí. Para adquirir una casa en Firhall, debes tener más de 45 años. Estas reglas no quieren decir que no se acepten a menores. Los nietos o hijos de amigos pueden visitar -ojo, no quedarse a vivir- a los residentes del lugar. Eso sí, existe un límite de la periodicidad de tales visitas. Estas restricciones se deben a que Firhall se creó hace ocho años con la intención de acoger a adultos sin niños que buscaban un lugar tranquilo donde pasar el resto de sus días. Lesley-Ann Fraser, agente inmobiliaria del pueblo, le explicó a la BBC que la prensa exageró de tal manera el propósito de diseñar un pueblo para adultos que "realmente se llegó a pensar que cualquiera que quiera vivir en un lugar así era un ogro que odiaba a los niños". Y David Eccles, presidente de la junta Firhall, considera que nada está más lejos de la realidad, pues muchos de quienes eligieron vivir en ese lugar tienen nietos que siempre son bienvenidos. "Vivir aquí lo que ofrece es cierta paz y tranquilidad, que es lo que muchos de nosotros buscamos cuando nos hacemos mayores", agregó. No son los niños, es la casa. Vivir aquí lo que ofrece es cierta paz y tranquilidad, que es lo que muchos de nosotros buscamos cuando nos hacemos mayores. Sin embargo, muchos de los fundadores del pueblo vendieron sus propiedades después de que sus hijos empezaron a darles nietos y prefirieron buscar cobijo en otro lugar libre de las restricciones de Firhall. El ingeniero jubilado Jimmy Greig le dijo a la BBC que la promoción de un sitio libre de niños no fue lo que lo llamó a vivir con su esposa en esta urbanización de 93 propiedades. "Fue la casa, el precio de la vivienda, el área y el acceso que tiene al aeropuerto (más cercano)". "Es un lugar hermoso, donde hay campos de golf y otro tipo de lugares para hacer deportes. Eso fue lo que nos compró", agregó. Otra residente, Edwina Ellis, comentó que la belleza y la atmósfera de Firhall fue lo que la llevó a mudarse allí con su pareja. "Hay muchos pájaros y una riquísima vida salvaje. Ves ardillas todos los días. Es sencillamente un lugar hermoso para vivir". Hermoso, pero libre de niños.
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