Sudamérica se ha visto azotada por una ola de frío que ha causado decenas de muertes en uno de los inviernos más fríos que han afectado al hemisferio sur. La exposición prolongada al frío puede producir hipotermia. Muchas de las víctimas eran personas indigentes que vivían en las calles, pero las bajas temperaturas también pueden ser muy peligrosas para los ancianos y niños, incluso en el interior de los hogares. ¿Cómo saber cuando la temperatura corporal disminuye a niveles peligrosamente bajos? El frío extremo es un riesgo porque el cuerpo pierde calor más rápido que el que produce y los vasos sanguíneos de la piel se contraen para conservar ese calor. La composición de la sangre también cambia con el frío. El corazón tiene que trabajar con más fuerza para bombear la sangre a través de los vasos contraídos mientras que los cambios en la concentración sanguínea aumentan el riesgo de coágulos y de los problemas que provocan. En condiciones extremas ocurre la hipotermia, cuando la temperatura corporal cae debajo de los 35º C y el organismo no puede generar el calor necesario para garantizar el mantenimiento adecuado de las funciones fisiológicas. La temperatura corporal normal es de 37º C y una caída de dos grados, aunque no parezca mucho, puede ser peligrosa y mortal. El síntoma inicial del trastorno son los temblores involuntarios. La persona todavía es capaz de caminar y hablar pero comienza a perder las capacidades motoras complejas y al mismo tiempo ocurre un estrechamiento de los vasos sanguíneos en manos y pies. A medida que la temperatura cae debajo de los 34º C se inicia un temblor violento, deterioro de consciencia, pérdida de coordinación motora, especialmente en las manos, dificultad para hablar y confusión. Debajo de los 32º C, los síntomas pueden ser mortales porque el cuerpo no es capaz ya de mantener una respuesta para generar calor, es decir ya no están presentes los escalofríos o temblores. Uno de los efectos del envejecimiento es que tu cuerpo es menos capaz de regular la temperatura. Esto los hace menos capaces de juzgar si tienen frío o calor. Cuando la temperatura corporal llega a los 30º C, que por lo general ocurre con la exposición prolongada al frío, de días o semanas, la persona aunque viva, ha dejado de moverse. Su respiración es irregular y errática, ha perdido la consciencia y el corazón es vulnerable a arritmias letales.
¿Cómo medir la hipotermia?
El temblor corporal es uno de varios síntomas que pueden utilizarse para evaluar el riesgo de hipotermia. Si una persona es capaz de dejar de temblar, su hipotermia es leve. Pero si no puede detener los temblores de forma voluntaria, está en riesgo de hipotermia moderada o severa. Otra prueba para evaluar el riesgo es observar las funciones cerebrales pidiendo a la persona que cuente hacia atrás a partir de 100 en múltiples de diez. Este tipo de agilidad mental se pierde cuando la temperatura comienza a disminuir. Y un signo de hipotermia severa es la pérdida del pulso en la muñeca, que resulta por la falta de circulación. Los bebés, niños, personas mayores y aquéllos cuyos sistemas inmunes están comprometidos a causa de otras enfermedades pueden fácilmente sufrir hipotermia dentro de sus hogares. Pero quizás los más vulnerables son los ancianos. Fisiológicamente, los vasos sanguíneos de estas personas son más susceptibles a la coagulación y -debido a que la mayoría son pensionados o desempleados- es más probable que sus finanzas no les permitan subir la calefacción. Además, como a menudo están aislados socialmente puede ser difícil detectar si sufren algún problema.
0 comentarios:
Publicar un comentario