Lilliam Oviedo
En los inicios de la década de 1970, Joaquín Balaguer habló sobre la Banda Colorá, diciendo que había ordenado a Enrique Pérez y Pérez sacar de la Policía a todos los agentes ligados a ese grupo. ¡El terror dominando las calles y el presidente hablando como quien se acaba de enterar! En abril de 1982, en campaña para retornar al Palacio tras el gobierno del Partido Revolucionario Dominicano, Balaguer señaló que no había terminado la represión (en efecto, fueron reprimidas las huelgas y el vicepresidente Jacobo Majluta llamó conspiradores a quienes protestaban y vociferó que había que darles candela). Balaguer, dice lo siguiente: “En ocasión de algunas huelgas organizadas y dirigidas con criterio político entre 1966 y 1978, actuó una llamada banda roja que realizó en la capital de la República actos reñidos con la ley y cometió varios desmanes escandalosos”. La figura “lavarse las manos como Pilatos”, tantas veces asociada a las poses de Balaguer, cabe ahora, cuando Leonel Fernández señala que deben ser sometidos a la Justicia los agentes que dieron muerte a un joven que una noche se negó a detener su vehículo en una esquina sin iluminación. Ramón Pérez Martínez (alias Macorís), jefe de la Banda, fue siempre colaborador de Balaguer, y, como protegido de la clase dominante, lo fue también de los gobiernos del PRD. En el caso de Leonel Fernández, la política de buscar el orden sembrando el miedo ha sido aupada por él. Rafael Guillermo Guzmán Fermín, actual jefe de la Policía, es su protegido, como lo fue Pedro de Jesús Candelier hasta que decidió alquilar su lealtad a Hipólito Mejía. José Aníbal Sanz Jiminián, quien hizo una gestión sangrienta en la Policía, es director general de Migración nombrado por Leonel Fernández. ¿Vio en él esta inclinación Joaquín Balaguer cuando lo impulsó hacia la Presidencia de la República en 1996? Sobre la corrupción, en julio de 1973, Balaguer dijo: “… Jamás hemos recibido una dádiva de nadie, ni nadie ha osado ofrecernos una comisión para obtener un contrato, o para sobornar nuestra conciencia en beneficio de un acto que lastime el interés nacional o que menoscabe los derechos legítimos del pueblo dominicano. Sin embargo, todos los días sale, de labios irresponsables, la especie de que somos un gobierno corrupto y de que patrocinamos, desde la Presidencia de la República, la malversación y el peculado”. Lo dijo mientras muchos de sus allegados, civiles y militares, acumulaban fortunas mediante abominables formas de despojo. Igualmente, Leonel Fernández, aquí y en el exterior, destaca la transparencia en su gestión, como si procedieran del Cielo las fortunas que exhiben sus colaboradores y el lujo de las alfombras que él mismo pisa. Se entiende, pues, por qué Leonel se autocalifica líder del balaguerismo histórico. ¡Y no le da vergüenza!
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