No todos los días un general de la Policía anda manejando su vehículo ni le da con rebasar la escolta del vicepresidente de la República. El hecho por inusitado fue noticia, y la poca información de las primeras horas provocó las consabidas sospechas y conjeturas, que al pasar de los días fueron desactivadas. Sin embargo, se tiene la impresión de que se quiere dejar eso así, a pesar de que se llevó a cabo una investigación y de que fue realizada en tiempo récord. La averiguación completa es importante para prevenir que en el futuro otros generales quieran manejar sus vehículos y por capricho rebasar la escolta de un alto cargo. ¿De dónde venía o hacia dónde iba el oficial? ¿Andaba en horas de trabajo o de ocio? ¿Quienes lo acompañaban? Se habla de una mujer que nadie identifica. ¿Le hicieron la prueba para saber si se había bebido por lo menos una limonada? Ahora hay unos mabises que son chispeantes como champán y que a veces se fermentan más de la cuenta y cogen la cabeza. Nadie pierde la compostura o se aloca de un momento a otro. O hablan claro o los chuscos seguirán diciendo que ahora le hagan uno de vaquero.
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