Argentina dio un paso de gigante hacia los octavos de final del Mundial de Sudáfrica gracias a una espectacular goleada ante Corea del Sur (4-1) labrada por la fenomenal potencia ofensiva albiceleste y rematada por un Gonzalo Higuaín que se marchó del Soccer City con un triplete. Los hombres de Diego Maradona pidieron cita en este estadio que acogerá la final del Mundial y lo hicieron a lo grande, con un partido pleno de dominio y de eficacia goleadora. El triplete de Higuaín, el tercero de un albiceleste en un Mundial, hizo olvidar su falta de acierto en su debut ante Nigeria y le situó como máximo anotador provisional de la competición por delante del uruguayo Diego Forlán. Argentina se emborrachó de los goles que se le atragantaron contra Nigeria y con ese argumento acabó con los debates tácticos que tan poco interesan a su seleccionador. El equipo tapó con tantos los errores que pueda tener en su planteamiento y el resultado es una imagen seductora que, sin duda, dará que hablar en los próximos días. Maradona tiene a la Argentina que quiere, un equipo ambicioso y ofensivo, un torrente de goles que diseñó desde que llenó su lista de convocados de delanteros. Con la de hoy suma seis victorias en lo que va de 2010 y su defensa, muy criticada, sólo ha recibido un gol en cinco partidos, el que hoy marcó Corea del Sur. Argentina tuvo el balón y el juego en un partido unilateral, un monólogo de los albicelestes.
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