Alemania aplastó a medio gas a una ingenua Australia que jugó media hora con un hombre menos, y logró en Durban su propósito de empezar el Mundial con una victoria aplastante, intimidatoria para sus adversarios en partidos de más compromiso. El capitán, Philipp Lahm, quería una victoria contundente y la tuvo. Lo que nunca pudo imaginar es que les pudiera demandar tan poco esfuerzo. En el minuto 4, Wilkishire lanzó un córner y García, que se encontró un balón en el área pequeña, remató a la media vuelta contra un defensa. Australia lamentaría no haber aprovechado esa oportunidad porque ya no volvió a tener otra. Alemania, tres veces campeona del mundo, parecía no tener prisa, atrincherada en su campo, pero en el m.7 Miroslav Klose se quedó por primera vez solo. Disparó al cuerpo del portero. Un minuto después, Lucas Podolski no perdonó. Müller centró raso desde la derecha y el goleador del Colonia, entrando en el segundo palo, remató a la red. Tocó el portero Schwarzer pero el balón se coló por la escuadra. Sin haber roto a sudar, Alemania, con uno de los equipos más jóvenes del Mundial (25,4 años de media), se encontraba arriba en el marcador. Desde el Mundial de España'82, cuando cayó frente a Argelia por 2-1, Alemania no conoce la derrota en su debut. En sólo dos ataques, Alemania había dispuesto de dos ocasiones claras y con varias opciones de remate. La ingenuidad defensiva de Australia, sobre todo en el flanco izquierdo, invitaba a la relajación germana. Klose cargó de razones a sus críticos cuando echó fuera un remate en la boca del gol, tras recibir de Özil, pero en el m.26, a la tercera, acertó con la puerta, rematando de cabeza un balón colgado sobre el área de Schwarzer, que no midió bien su salida. Australia, en otros tiempos un equipo duro, combativo, salió derrotada del túnel y no supo poner la menor objeción a una victoria alemana que todos daban por segura.
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