Es febrero de 2015 en el Palacio de Hampton Court, en Londres. Holly Hampsheir, de 12 años, agarra su iPhone para hacerle una foto a su prima Brook.
Al día siguiente, ambas descubren que Brook no era la única en la foto. Una mujer alta, gris, que parece cubierta con una capa, la sigue. En una segunda foto, sin embargo, no aparece.
¿Es una sorprendente imagen de una torturada y extraña aparición o algo, digamos, con más sentido?
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La respuesta, como veremos, dice más sobre cómo sacan las fotos los teléfonos inteligentes que sobre el mundo sobrenatural.
De hecho, este fantasma gris es solo la más reciente aparición en la fascinante historia de la fotografía de espíritus.
Esta fotografía, de la "dama gris de Hampton Court", es en realidad una ocurrencia singular con una cámara de iPhone.
Desde la invención de la cámara han aparecido fantasmas en las fotos. Y con cada avance tecnológico emergen, o son conjurados deliberadamente, nuevos tipos de trazos fantasmales.
Las raíces de la fotografía de espíritus se encuentran en el siglo XIX.
Durante las décadas de 1850 y 1860, muchos fotógrafos experimentaron con nuevos efectos, como las imágenes estereoscópicas y la doble exposición.
Pero algunos fotógrafos sin escrúpulos se dieron cuenta pronto de que podían explotar estas técnicas para obtener un beneficio económico.
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Mumler fue acusado de fraude por fotografías como ésta, que muestran al fondo una imagen del fallecido presidente de Estados Unidos Abraham Lincoln.
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Se cree que un fotógrafo aficionado estadounidense, William Mumler, fue el primero en capturar un "espíritu" en una fotografía, a principios de 1860.